Empecemos el cuento por el principio. La inflación, en términos sencillos, es el crecimiento continuado de los precios; lo que hace que la misma cantidad de moneda no valga lo mismo en dos periodos, y por tanto sea un elemento a tener profundamente en cuenta a la hora de fijar el tipo de interés que se da cuando alguien presta o deja prestado dinero. Intentaré explicarlo de manera sencilla:
Imaginemos una economía provista únicamente de dos bienes, los más indispensables: la cerveza negra y la cerveza rubia. Esta economía opera con la moneda a la que predeciblemente se abocarán todos los países, teniendo en cuenta como están yendo las cosas en el mundo: la bala de nueve milímetros Parabellum. La cerveza rubia está valorada en 5 parabellums y la cerveza negra en 10.
Ahora imaginemos que tenemos una inflación desbocada provocada por la Tercera Guerra Mundial Santa Almaciguera y el esfuerzo militar está haciendo que cada semana ambas cervezas valgan cinco parabellums más. Si tu le prestaras dinero a un amigo para que una semana se tomara una cerveza rubia a tu salud, con el objeto que a la semana siguiente te devolviera el favor, ¿a cuanto interés se lo tendrías que prestar para que te beneficiases del acuerdo?
Si le prestases a tu amigo 5 parabellums para que a la semana que viene el te devolviera 10 no estarías ganando absolutamente nada, ya que cuando al pasar la semana obtuvieras el dinero podrías comprar sólo una cerveza gracias a la acción de la inflación que ha elevado su precio a 10. Aunque sobre el papel se te devuelve el doble del dinero que prestas, en realidad lo único que ha pasado es que tu le invitaste a una cerveza una semana, y el te ha invitado a la cerveza la semana siguiente.
Para salir beneficiado del acuerdo tendrías que pedirle a tu camarada, cual usurero prestamista judío, que te devuelva la cifra de 15 parabellums. Así, dado que tú le das 5 y él te devuelve 15, el efecto sería que le invitarías a una cerveza rubia que vale 5 y el te invitará a ti, pasado el plazo, a una cerveza negra de mayor calidad, que actualmente vale 15. Es ahora cuando has sacado beneficio, ya que el hecho de que obtengas una cerveza de sabor más fuerte se debe a que has tenido que esperar toda una semana para poder disfrutar de ella (mientras que tu amigo disfrutó de su cerveza de inferior calidad antes en el tiempo). Es así como funcionan los prestamos: yo sacrifico mi capital presente, lo que puedo comprar en este instante, para poder tener más capital futuro.
¿Pero qué pasa si prestas a un interés inferior a la tasa de inflación existente en la economía? Si se prestara los 5 parabellums con una promesa de devolución de 8, teniendo en cuenta el crecimiento de los precios, aunque técnicamente estarías ganando dinero, en la realidad estás perdiendo poder adquisitivo. Mientras que tu amigo se pudo tomar su cerveza pagando 5, en la actualidad tu no puedes tomarte nada con los 8 parabellums que te ha devuelto, ya que ahora las cervezas valen 10 y 15 respectivamente. Más te hubiera valido no prestar nada y tomarte la rubia cuando valía 5 (es decir, los prestamos a una tasa inferior a la inflación tienden a no darse en entornos normales porque en realidad sacrifican poder adquisitivo).
Quiero insistir en este último término desde la perspectiva de quien pide prestado: pedir dinero con una tasa de interés inferior a la inflación es cojonudo. Realmente pidiendo prestado estás ganando poder adquisitivo, ya que en la primera semana con 5 parabellums si te puedes tomar una cerveza, pero en la segunda con 8 no puedes tomarte nada, así que te conviene endeudarte. Prescindiendo del dinero y haciendo una abstracción, es como si a cambio de que un colega te invitara a una cerveza negra un día, tu a cambio le invitaras otro día a una cerveza rubia. Serías como esos amigos gorrones que te piden favores pero que luego los devuelven tarde, mal o nunca. Genial.
¿Y donde entra aquí la feliz, saciada, satisfecha y afortunada Alemania? Sencillo: quien compra hoy en día deuda alemana lo está haciendo por un interés menor que la inflación, por lo que está perdiendo dinero al prestar capital a Alemania (y por tanto, Alemania está ganando dinero, ya que el dinero que devuelve vale menos que el dinero que ha recibido). Lo que es un gran negocio para los germanos.
¿Y por qué se da este fenómeno que en principio parece ser negativo para los prestamistas? Porque en tiempos de crisis, cuando no sabes quien va a poder ser solvente y devolverte los préstamos, el capital se va a lugares refugios: sitios con baja rentabilidad (o rentabilidad negativa) pero que te van a devolver el dinero con toda seguridad, y posiblemente en una moneda mucho más estable (evitando de paso que tu dinero se quede atrapado por corralitos u otras medidas económicas indeseables). Es decir, tu pierdes dinero prestando, pero el dinero está bien seguro y al menos está produciendo más que si se quedase debajo del colchón.
Y mientras tanto nuestra Alemania la mar de afortunada.
Monsieur le Tupé.
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