En las fechas navideñas siempre nos toca vivir los mismos momentos. Pasan los años y puede que de un año para otro haya miembros de la familia que ya no están, puede que se unan a la camada familiar nuevos cachorros a los que los mayores miren con cariño y les proporcionen el bautismo de iniciación. Está claro que cada familia es un mundo, pero siempre hay una invariante que junta a sus dispersados miembros durante el año. No estoy hablando de otra cosa que las cenas y comidas navideñas, donde nuestros cuerpos son inundados de delicias culinarias fabricadas por el ingenio y las manos de los más expertos (abuelas en general) y de bebidas alcohólicas de la más diversa índole. Turrones, pavos, jamones, champagne, cerveza, vino o troca-colas, todo ello aderezado con nutritivo pan de lembas élfico, se dan cita para otorgar color y vidilla a dichas reuniones. A los festines navideños se le suma la tradición de los regalos: Reyes Magos y Papá Nöel se juegan el tipo cual luchadores del Mortal Kombat para ser los que mayor felicidad y amor dispensen en nuestros hogares en estas fechas.
¿Y cómo nos informamos involuntariamente de dónde, cómo y por qué adquirir estas delicias gastronómicas y regalillos? Pues nada más y nada menos que mediante el mejor amiguito de la Navidad: la publicidad. El sector publicitario echa los restos en la campaña navideña. Quién no recuerda con el calor otoñal de septiembre los nubarrones amenazantes que sugiere la frase "ya es Navidad en el Corte Inglés" (unos 3 meses antes) o el riego de productos chocolatácticos que invade los supermercados cuanto menos un mes antes, preludiando con considerable antelación la llegada de la Navidad y el consumo en masa. Que sí, que este año hay crisis, que tal y que cual, pero la gente sigue gastando más de lo normal, aunque sea en menor medida, y como en estos gastos extraordinarios siempre hay conductas erráticas del consumidor, aquí entra el tiburón publicitario para engañarnos captar nuestra atención de la mejor manera posible.
El tsunami que nos viene es tremendo, pudiendo decirse que el mayor hit de la publicidad navideña es el primer anuncio del nuevo año, el inmediatamente posterior a las campanadas. Suele ser un anuncio de alguna empresa de consumo masivo muy famosa que echa los restos para hacerse con el espacio publicitario que inaugura el año, pues aparte de que lo ve tó quisqui, prensa y noticiarios diversos como el aquí presente difunden el nombre de la empresa en cuestión, por lo que suele ser un anuncio muy rentable a nivel económico. Y así, empezando por el que será el primer anuncio de 2013, sin más dilación, damos el pistoletazo de salida a 6 anuncios navideños de índole variada: algunos son más antiguos, otros más de actualidad, pero en general son representativos de las fechas que nos ocupan.
1- Coca-cola: primer anuncio del 2013.
Cómo no iba a faltar la multinacional yanqui por excelencia a la cita navideña. Se le da mucho uso a esta bebida: para mezclar con vino del malo, para espabilarse con su activante cafeína, para las fiestas infantiles o simplemente para refrescar los gaznates. Siempre en dura pugna con la compañía pepsi-cola, aunque haya estudios que digan que está una más buena que la otra y viceversa, lo que sí que está claro es que cada Navidad lo habitual es ver al señor Nöel bebiéndose una coca-cola para aguantar toda la Nochebuena despierto. Se ha erigido en un icono publicitario de estas fechas, y como buena es la difusión que le dan a su producto, aquí tenemos el que será el primer anuncio de 2013, un original compendio de situaciones extrañas grabadas con cámara oculta.
2 - Anuncio del calvo de la lotería (1998).
Imposible no recordar a este señor, que tanta ilusión trajo a esa mágica Madrid en blanco y negro, con su peculiar forma de soplar los números y su latente ausencia de cabellera. Ahora vaga solitario por esas calles, que han adquirido color, pero ese color no ha traído precisamente la alegría que se presupone, pues tras su despedida de los anuncios de lotería navideños, nunca volvió a ser el mismo. Ahora prostituye su alopécica imagen, siempre asociada a la Navidad. En 2009 se le vio por última vez trabajando por las calles de Bilbao, promocionando las compras de los Patxis y Arantxas de turno. Actualmente se cree que vaga, sombra del símbolo que un día fue, con el paro ya agotado y sonrisa taciturna, por las calles de Madrid, soñando con la vuelta de ese idílico marco blanquinegro.
3 - Freixenet: The Key to Reserva (2007) de Martin Scorsese.
Con los recientes debates independentistas que ha sacado de la chistera el mago Artur Mas habrá gente de fuera de Cataluña que hará boicot a los productos catalanes. Sin embargo, no hay boicot que valga para hacer olvidar otro símbolo de las navidades por excelencia: el cava Freixenet y sus estupendos anuncios, siempre plagados de caras conocidas. En el año 2007 se obviaron las burbujas, para contratar al afamado director Martin Scorsese, quien nos brinda (nunca mejor dicho) un excelente corto sobre cómo se dirigiría con los medios actuales una película de Alfred Hitchcock, utilizando varios recursos cinematográficos de los que el maestro del suspense hacía gala en su día. Está contado en clave de falso documental, protagonizado por el bueno de Martin y el actor Simon Baker (más conocido por su papel protagonista en la serie "El mentalista"). Imprescindible para fans de Hitchcock, a los que sin duda se les dibujará una sonrisa en la cara.
4 - Campofrío: el currículum de todos.
Si el anuncio anterior se produjo en 2007, cuando estábamos "bien" económicamente hablando, "en la Champions League de la economía", dicho literalmente por el presidente de entonces José Luis Rodríguez Zapatero, este anuncio navideño creado por los señores de Campofrío trata de la dramática situación que atraviesa España en estos momentos. Se dan cita Fofito y muchos actores y cómicos españoles para resaltar las buenas virtudes que tiene nuestro país, incitándonos a recordar las "muchas" virtudes de nuestro país, olvidando la que tenemos encima. A riesgo de ser lapidado por las buenas gentes que habitan la red, me aventuro a decir que no estoy de acuerdo con el espíritu de este anuncio. Esto es como el desafortunado "soy español, ¿a qué quieres que te gane?", pues en el anuncio Santiago Segura se jacta de nuestra abundancia en infraestructuras: "aeropuertos nos sobran", dice, " tenemos por lo menos un cómico por familia", dice otro, "no os olvidéis el fútbol, que somos campeones del mundo", defiende Enrique San Francisco. Orgullosos de todo ello estarán. Pues "somos un auténtico país de pandereta", digo yo.
5 - Airtel: Hola soy Edu, Feliz Navidad.
Aquí tenemos el mítico anuncio del pequeño Eduardo, un muchacho que llamaba a todo el mundo felicitando la Navidad, pues para nuevos clientes en esas fechas salía gratis llamar con el operador del que hacía uso: Airtel, la vieja compañía que fue absorbida por Vodafone allá por el año 2000. La frase de "Hola soy Edu, Feliz Navidad" se convirtió en frase popular en las navidades de finales del siglo XX , y en la mayor tortura que haya conocido el pobre desgraciado cuyo nombre fuera Eduardo. Como curiosidad aparte, el anuncio fue acusado de publicidad engañosa, pues promocionaba que si te hacías cliente Airtel te regalaba 3 meses de llamadas gratis, pero en realidad resultó que eran 30 minutos gratis cada mes solamente.
6- Mensaje de Navidad del Rey.
La Casa Real irrumpe cada Nochebuena a las 21:00, 20:00 en Canarias, para que el Jefe de Estado, Su Majestad Don Juan Carlos I, aparque sus juergas nocturnas, sus affaires extramatrimoniales y su bien sabida afición por la conquista de elefantes, osos rusos y demás bichos vivientes. Como buen campechano, este año ha dado el discurso con sus reales posaderas apoyadas en un real escritorio, donde se han podido contemplar el libro rojo de Mao o un cenicero (¡qué mala persona!) entre otros objetos. A modo de homenaje a los 40 años que llevamos sufriendo disfrutando dicha tradición navideña, os dejo un vídeo resumen que mezcla varios mensajes del Rey en los que podemos apreciar el compromiso que ha tenido desde que se sentó en el trono por y para los españoles.
Con este mensaje tan ilustre y real finaliza mi humilde apreciación de la publicidad navideña. No dejéis que os engañen en estas fechas y comprad lo justo y necesario para contentar al prójimo, pues gracias a todos un poco y en especial al trabajo de los que nos gobiernan y sus amigos banqueros, habrá que hacer un sacrificio consumista estas navidades y probablemente las próximas. Pero lo importante de estas fechas no es a ver quién compra más y quién menos, rebajas, no rebajas, etc, aquí lo que importa es que las familias se reúnan bajo el mismo techo para disfrutar de un tiempo común. Que sí, que todo esto de la Navidad en estas fechas es un invento cristiano, de la publicidad o de quién se quiera ver, pero que no nos quiten la excusa de disfrutar de la compañía de familia y amigos, que tan a punto de caramelo se nos pone por estas fechas.
Almaciguero Mayor.
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