En Malí, un país bastante cerca del mediterráneo, se está montando la típica bronca asociada a los países pobres con zonas con ansias de independentismo donde se mezclan los intereses de las grandes potencias y el radicalismo religioso: un puto y absoluto caos. Tenemos un nuevo Afganistán gestándose muy cerca de nuestras fronteras.
No está de más pensar que hay gente que lo está pasando mal por ahí. Gente sin mucha idea que se mete en proyectos que al final dirigen personas con demasiadas ideas, ninguna buena, y terminan matándose, expulsándose y escupiéndose los unos a los otros. O inocentes que les da por cocinar para unos señores y de pronto son considerados terroristas, o gobernantes locales buenos que son expulsados sin razón, o gobernantes locales malos que fueron expulsados con motivo pero que ahora vuelven respaldados por personas que no conocen lo hijos de puta que pueden llegar a ser.
Y hay que reflexionar sobre el tema, al menos un poco, porque Europa ya se está metiendo en el conflicto, de manera irremediable, de la mano de Francia. Y aunque nos parezca extraño y ajeno, ya hay gente que está dando gracias al señor porque existamos, mirando como la intervención occidental ha salvado a su zona de verse invadida de independientes. Y otros seguramente estarán escupiendo al suelo y pateando de rabia, porque los occidentales nos acabamos de cargar a dos de sus hermanos (y quién sabe, quizás siendo inocentes). Esto es importante, porque después nos colocan una bomba en un puerto pesquero, o secuestran a tres colaboradores nuestros, y luego ostias, resulta que hay un grupo de personas que lleva 10 años odiándonos por una guerra que nosotros ni recordamos.
-¿Cuál es el origen de la actual guerra en Malí y en qué puede derivar?
Después de mucho tiempo enfrentados con el gobierno central, y con unas infructuosas conversación de paz que nunca llegaban a ningún lado, los grupos tuareg del norte del país impusieron la independencia en la zona, con las pretensiones de crear un nuevo Estado separado de Malí. No importa mucho si sus razones eran válidas porque varios grupos armados de Al Qaida, ya fuertemente establecidos en esa zona del país, aprovecharon la coyuntura para adueñarse de la revolución. La independencia viró hacia el yihadismo con rapidez.
Y claro, la extensión del radicalismo islámico en ese país no es algo que pueda considerarse a la ligera. Malí está demasiado cerca de Europa, y demasiado cerca de los países árabes convulsionados por la primavera árabe, donde muchos analistas temen que todo termine degenerando en Estados igual de corruptos pero con mayor influencia de la religión radical. Así que Francia ha encabezado una operación junto a varios países africanos para apoyar al gobierno nacional e intentar expulsar a los rebeldes y al terrorismo islámico de la zona.
Ahora mismo la situación está más o menos estabilizada. Se ha frenado el avance de los rebeldes y se han recuperado y avanzado posiciones. Pero estamos hablando de un conflicto que se desarrolla en terreno desértico, sin un gobierno estable, con unas fronteras difusas sólo apreciables en los mapas y con zonas ampliamente despobladas donde sólo operan traficantes de todo tipo. No hay nada que se pueda conquistar para garantizar el fin del conflicto, y nadie parece estar dispuesto a pagar el coste de una ocupación estable y continuada.
Es de esperar que todo termine enquistándose dando origen a un nuevo foco de conflicto internacional y a una zona sin ley ni gobierno. El terrorismo está ganando la batalla en los países pobres porque quienes lo combaten no están usando las armas adecuadas. Sin desarrollo en la región Al Qaida siempre tendrá algo que decir, e irá extendiéndose de un lugar a otro sin que se le pueda refrenar del todo. La estrategia que está siguiendo occidente parece estar funcionando a corto plazo pero por los pelos, aunque no evita que en las noticias siempre tengamos un nuevo país que nos quiere mandar al infierno, y sobre todo, nos está arrebatando unos recursos valiosos que podríamos emplear en problemas de impacto más directo en los ciudadanos.
Monsieur le Tupé.
No hay comentarios:
Publicar un comentario