WhatsApp quiere volverse de pago: 0,99 céntimos al año por usar su famoso programa. La guerra por quien será el distribuidor que termine ofreciendo el servicio de mensajería gratis a través de Internet se acerca, y es de esperar una fragmentación del mercado a partir de ahora. El asunto se las trae porque nos movemos en un terreno movedizo: ¿Se puede cobrar por un producto que la competencia puede reproducir de forma gratuita?
En esencia, crear un sistema por el cual las personas puedan comunicarse a través de Internet de la misma forma que antes usaban el sms, aunque costoso, es bastante sencillo de hacer. Aparte de nuestro campeón del mercado tenemos muchos dignos competidores: facebook, skipe, LINE, stopbross... y una infinidad más de contrincantes ávidos de cuota de mercado. Ya que podemos dar por sentado que crear el producto no resulta un problema, ¿donde se encuentra la auténtica dificultad? Como en muchos de los servicios que se sirven de las nuevas tecnologías, triunfará aquel programa que sea capaz de hacerse con la mayor cuota de mercado posible.
Al final los consumidores elegirán, y estarán dispuesto a pagar por el distribuidor que tenga todo el mundo. Si WhatsApp es el único programa no gratuito, pero es en el que están todos tus conocidos, al final terminarás pagando para evitar tener que usar tres o cuatro programas diferentes para abarcar toda tu agenda. La duda está en si los consumidores serán capaces de coordinarse para migrar a un competidor que preste el servicio gratuitamente, si aceptarán como inevitable tener que pagar, o si al final ningún operador podrá alcanzar la cuota necesaria para poder poder cobrar por ello, haciendo que vuelva a fracasar el modelo de pago directo en servicios en los que se mete Internet (lo que pasa una, y otra, y otra, y otra vez...).
Está claro que WhatsApp apuesta por cobrar por sus servicios a largo plazo a través de la creación de una marca fuerte y una estrategia de penetración de mercados. La forma teórica es sencilla: introduces un producto de calidad superior o completamente nuevo a unos precios inferiores (o como vemos incluso gratis) para monopolizar absolutamente el mercado; y cuando lo consigues, cuando no tienes ningún competidor que te iguale, subes los precios y bajas la calidad.
Es por ello porque los economistas tienden a desconfiar de las empresas que dan un servicio con un precio por debajo del valor del mercado, lo que fundamenta que haya leyes que limiten la intensidad con las que las compañías pueden realizar estas estrategias. En el capitalismo al final todas terminan siendo unas traperas y pobre del consumidor que tenga que acudir a un mercado monopolizado.
Lo que me recuerda como se formó la mayor fortuna de la historia asociada a la penetración de mercados más agresiva de la historia, la realizada por la compañía de Rockefeller en el sector petrolero. Entonces funcionaban las cosas de manera muy sencilla: Rockefeller, si no le vendían las empresas que deseaba comprar para su monopolio, tiraba de capital ahorrado para bajar los precios en una zona de manera tan drástica que sus competidores se veían abocados a la quiebra, y luego los subía de forma todavía más fuerte para recuperar la inversión (y ahorrar todavía más capital para poder realizar la misma operación en mercados cada vez más grandes).
Pero eso era en los buenos tiempos, en los fáciles tiempos, en los del todo y nada. Ahora tenemos La Red, donde las barreras de entrada han desaparecido y establecer un monopolio que cobre directamente al consumidor es una tarea ardua y extenuante. ¿Podrá Whasapp cobrar por un servicio que se puede ofrecer gratis sólo porque ha absorbido la mayoría de cuota de mercado? ¿Podrá mantener su monopolio?
Yo, como buen economista inútil, prefiero esperar a ver el desarrollo de la cuestión antes de lanzar ninguna hipótesis. Pero se aceptan comentarios y pronósticos (por lo poco que he preguntado, nadie cree que los consumidores vayan a permanecer ligados al programa que les cobre por el servicio).
Monsieur le Tupé.
El todo gratis llama mucho... Line está muy fuerte, y como dices mejora los servicios de Whatsapp (además de que wassap es una tarta para hackers). Pero bueno, Viber fue su natural competidor que incluso permitía hacer llamadas de voz por IP y a día de hoy ni Dios lo usa. Nos gusta la mierda en compañía, pero menos nos va a gustar pagar religiosamente noventa y nueve céntimos de euro cada año. ¿Dar números de cuenta? ¿Efectuar pagos? Quita quita... eso solo lo hace el friki de los smartphones, no el usuario medio.
ResponderEliminarYo apuesto por los clones; los clones ganarán la guerra.
El problema de ofrecer el servicio gratis y que TODO el mundo lo use es que te crea una necesidad. Nos hemos acostumbrado a tener comunicación directa, inmediata y constante con todo el mundo. Por tanto, creo que el éxito o el fracaso de que cobren el servicio de Whatsapp es que salgan o no competidores serios a tiempo. Y con serios me refiero a un servicio que funcione igual o mejor que Whatsapp (he escuchado bastantes críticas a Line, por ejemplo). Al fin y al cabo siempre podemos justificarnos pensando que 1 euro al año no nos supone nada en comparación al uso que le damos. Engañar a nuestra consciencia cuando saltan las alarmas de ¡¡No pienso pagar por algo que podría ser gratis!!, vaya.
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