Tras el once de septiembre de 2001, EE.UU. quedó herida, las barras y estrellas fueron puestas en jaque. Los horribles atentados acabaron con más vidas que el bombardeo de Pearl Harbor, hecho que supuso la entrada del país en la Segunda Guerra Mundial. En esta ocasión estaba claro que algo iba a pasar, y ahi tenemos la Guerra de Afganistán, pero el cabrito responsable de la masacre, ese ogro sobre los súbditos del Tío Sam en que se convirtió Bin Laden, fue ilocalizable durante una década.
La secuencia inicial de 'Zero Dark Thirty' nos muestra la pantalla en negro y asistimos a la conversación entre una mujer que está atrapada en una torre, en una planta que se está incendiando, y los servicios de emergencia. Conforme transcurre la conversación, la mujer toma consciencia de lo inminente de su muerte. Tras esto pasamos a una polémica escena de tortura que unos agentes de la CIA ejercen sobre un terrorista. Así de dura es la película: acción y reacción.
El film en general es de una calidad notable, se nos muestra tal cual, y muy parecido a cómo debió de ser la búsqueda incansable de ese ogro, para poder acabar con él. El final es por todos conocido, pero está impecablemente dirigido, es perfecto. El cómo los cuerpos especiales entran en la casa de Bin Laden y acaban con él es ( y pongo la mano en el fuego) la mejor escena bélica que servidor haya visto en el siglo XXI.
Excelencias aparte, y extraoficialmente al contenido de la película, exijo que juzguen y condenen inmediatamente a los responsables de traducir los títulos en la distribución en España. Es demencial la traducción de los títulos que estos señores llevan perpetrando año sí, año también. El título original 'Zero Dark Thirty', que hace referencia a las 00:30 horas, o simplemente una hora tardía, cuando está oscuro ahí fuera, es literalmente violado por los distribuidores, que lo llamaron 'La noche más oscura'. Dicho queda.
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