De la mano de Human Rights Watch se va a empezar la batalla para controlar y reducir el desarrollo de la robótica destinada a fines militares. En abril se empieza una campaña en pro de un Tratado Internacional de Prohibición de los robots militares autónomos, que pretende exigir la prohibición preventiva de las armas autónomas y, entre tanto, un código de conducta para los ingenieros que las desarrollan. Se responde así a la nueva carrera armamentística que se está gestando para hacer este mundo un poco menos seguro por parte de los gobiernos.
Guardium UGV
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General Atomics MQ-1 Predator |
Junto al desarrollo de la guerra cibernética, el desarrollo de robots militares ocupa un puesto preferente en los intereses de las grandes potencias. Ya contamos con buenos ejemplos de ello. Tenemos los drones Predator, vehículos aéreos no tripulados con capacidad ofensiva, que han podido suponer ya cerca de la muerte de 5000 personas en conflictos de todo el mundo, principalmente Yemen, Pakistán, Somalia, Irak e Afganistán. O el primer robot terrestre de inteligencia, patrulla y combate: el Guardium, que vigila la frontera entre Israel y Gaza colaborando en el bloqueo que el gobierno israelita tiene en la zona. Aunque el modelo Guardium ya cuenta con la posibilidad de que le acoplen armas, no es de extrañar que terminen siendo respaldados por el MKI Avantguard, el primer modelo de tanque robotizado, de firma israelí. Quizás el ejemplo más inquietante son los sistemas de defensa Samsung SGR-A1, situados en la frontera entre las dos Coreas, y diseñados para considerar cualquier humano como blanco por el mero hecho de pasar por su zona.
Samsung SGR-A1 |
MKI Avantguard |
¿Os imagináis un conflicto donde el uso de soldados humanos sea residual? La ocupación de una región podría basarse en el uso de centenares de unidades robóticas respaldadas por grupos de soldados especializados. Los técnicos y soldados militares controlarían las máquinas desde las bases existentes en sus países, sin riesgo ninguno para su integridad, y después se irían a sus casas a tener una vida normal (es curioso que los primeros datos que recibimos sobre estos soldados es que tienden a presentar un estrés traumático superior a los soldados cuya presencia es física). Pero la carrera militar quiere ir más allá, investigando la creación de robots de decisión autónoma. Robots que puedan identificar al enemigo y liquidarlo sin supervisión humana. ¿Os suenan esos programas de detección de conductas sospechosas que tienen los aeropuertos? Perfecciónalos, equípaselos a un tanque autónomo y ya tenemos una máquina que patrulla las calles dispuesta a matar a cualquier persona que detecte con un arma.
ROBOTS MILITARES Y EL FUTURO DE LA GUERRA
¿Cuáles son las consecuencias de que no se pare esta carrera armamentística? La más grave será la disminución del umbral de la guerra, es decir, las trabas que los países tienen para empezar un conflicto bélico. El coste político disminuirá ostensiblemente, al contar con máquinas que eliminan "terroristas" sin poner en peligro la vida de los soldados ni la población civil. Las guerras no se ganan matando al enemigo, sino haciendo que este deje de querer combatir. Bastó un atentado terrorista en España, de consecuencias comparativamente menores, para que España castigara políticamente la guerra de Irak. Las imágenes de los ataúdes de los soldados americanos han sido el argumento estrella de quienes abogan por una disminución de la intensidad bélica en ese país. En un mundo donde los gobernantes no ponen en peligro a su propia población, sino la de otros países, todo el mundo va a tener el gatillo mucho más fácil.
No hay que olvidar tampoco el fomento de los robots hacia la creación de la guerra constante. Es una constante que la gente se cansa de hasta ganar batallas, al final quieren que los soldados vuelvan y dejar de preocuparse por cuánta gente está muriendo. Pero si no hay soldados, si no hay testimonio humano, ¿qué impide a los gobiernos prolongar eternamente la ocupación bélica de un país? ¿firmar la paz o hacer confesiones? Seguramente hasta tendremos a lobbys económicos presionando para dar uso al material bélico.
Y es que el gran problema del uso de robots militares es que contribuyen a fomentar la imagen de la guerra como un videojuego. Es desmoralizador como actualmente la población, un servidor incluido, tiende a olvidar las guerras en las que están metidos sus países, aun cuando mandan personas a matar y morir en ellas. Para los países ricos, que son los que van a tener acceso a estas nuevas tecnologías, la guerra es algo lejano y etéreo, que no se sabe si realmente pasa. ¿Alguno de nosotros sabe realmente cuántas personas han muerto esta semana en todos los conflictos relacionados con el ajedrez geopolítico en los que está metida la Unión Europea? Que se enviaran máquinas en vez de soldados sería la puntilla que nos falta para desconectarnos completamente de las consecuencias que tienen las acciones militares de nuestros gobiernos.
A lo que no hay que olvidar nunca que puede que algún día seamos nosotros los que tengamos aviones no tripulados volando constantemente en nuestras ciudades, o tanques patrullando la salida de las mismas, y que nos maten luchando por algo justo no apretando un gatillo, si no un simple botón.
Monsieur le Tupe.
No hay que olvidar tampoco el fomento de los robots hacia la creación de la guerra constante. Es una constante que la gente se cansa de hasta ganar batallas, al final quieren que los soldados vuelvan y dejar de preocuparse por cuánta gente está muriendo. Pero si no hay soldados, si no hay testimonio humano, ¿qué impide a los gobiernos prolongar eternamente la ocupación bélica de un país? ¿firmar la paz o hacer confesiones? Seguramente hasta tendremos a lobbys económicos presionando para dar uso al material bélico.
Y es que el gran problema del uso de robots militares es que contribuyen a fomentar la imagen de la guerra como un videojuego. Es desmoralizador como actualmente la población, un servidor incluido, tiende a olvidar las guerras en las que están metidos sus países, aun cuando mandan personas a matar y morir en ellas. Para los países ricos, que son los que van a tener acceso a estas nuevas tecnologías, la guerra es algo lejano y etéreo, que no se sabe si realmente pasa. ¿Alguno de nosotros sabe realmente cuántas personas han muerto esta semana en todos los conflictos relacionados con el ajedrez geopolítico en los que está metida la Unión Europea? Que se enviaran máquinas en vez de soldados sería la puntilla que nos falta para desconectarnos completamente de las consecuencias que tienen las acciones militares de nuestros gobiernos.
A lo que no hay que olvidar nunca que puede que algún día seamos nosotros los que tengamos aviones no tripulados volando constantemente en nuestras ciudades, o tanques patrullando la salida de las mismas, y que nos maten luchando por algo justo no apretando un gatillo, si no un simple botón.
Monsieur le Tupe.
Se ha olvidado usted del mayor peligro de estos robots
ResponderEliminarhttp://www.wired.com/images_blogs/photos/uncategorized/2008/10/24/terminators.jpg