Él fue la voz que todo fan de serie de televisión que se precie ha oído con un placer inmenso, aunque habrá quien (suerte la suya) todavía tiene por descubrir. Él fue el instrumento, la voz de innumerables miedos e inquietudes, la cara visible de la que seguramente sea la serie de televisón más genial jamás exhibida. Él fue el puto Tony Soprano.
La noche del 19 de junio de 2013 a las 51 primaveras nos dejó en la tierra de sus padres, en Italia. Un infarto se lo llevó, y nos deja a los que esperábamos futuras series de televisón con su presencia, huérfanos de un talento que destilaba nervio e ingenio por los cuatro costados. El último proyecto que realizó fue la película Not fade away, de su amigo y creador de Los Soprano, David Chase, un film que nunca llegará a España.
Tras una carrera en la que todo aquel que le veía en pantalla sólo podía admirar un despliegue interpretativo con mayúsculas, de las de antes, un actor que a partir de ya será siempre inmortal, nos dejó. Sólo queda dar las gracias por todos los formidables momentos en que a través de sus personajes nos transmitió frutraciones, pasiones y sobre todo una inquebrantable fuerza que invitaba a seguir adelante, a vivir la vida.
Hasta siempre, James Gandolfini.
Siéntome afortunado de tener que descubrir esa serie, pero en las películas en las que ha actuado normalmente me ha gustado bastante. Una pena.
ResponderEliminarRomeo, no tardes mucho en ver Los Soprano. No te arrepentirás.
EliminarComo siempre, gracias infinitas por tu aportación.
A cuadros me quedé con la noticia. Que pedazo de actor. Que pena...
ResponderEliminarUn abrazo coleguitos
Sólo nos queda volver a ver sus películas y Los Soprano para recordarle.
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