Por Monsieur le Tupé.
El capitalismo es un buen sistema, de verdad, sin bromas. La idea de que la suma de voluntades individuales puede llevar al bien mayor tiene su aquel: yo intento que mis productos sean mejor que los de la competencia para vender más, lo que obliga a mis competidores a mejorar sus productos, terminando al final el mercado con una evolución positiva. Pero claro, este sistema tiene fallos, pequeños invitados que llegan a la fiesta sin avisar, olvidándose la botella de vino en su casa y comiéndose todo los higos envueltos en beicon.
Una de las disfunciones que más
amarga el desarrollo normal de la economía es el fenómeno llamado “too big to
crush”, demasiado grande para caer. El mercado capitalista es famoso por su
capacidad de adaptación: cuando un producto se vuelve demasiado escaso, el
incremento de su precio va forzando paulatinamente a los consumidores a buscar
sustitutos, lo que disminuye su consumo; cuando una industria empieza a ser
menos productiva, la mano de obra se va desplazando hacia otras economías de
mayor productividad. Este movimiento va genial cuando los cambios son pequeños
y múltiples, pero se gestiona fatal cuando las modificaciones ocurren en un
solo momento y el impacto es enorme.
Es decir, la economía puede
adaptarse a que vayan quebrando las cadenas de videoclubs durante diez años,
hasta su total desaparición, pero que en una semana quiebre un banco produce un
dolor casi imposible de digerir. El gobierno no se ve impulsado a actuar ante
cambios pequeños, pero casi seguro tendrá que intervenir en los cambios
grandes. Es decir, el Estado no te va a salvar el culo si eres pequeño, sólo si
eres grande.
Este impulso malsano es
prácticamente indetectable. Crecer es bueno, le sientan bien a los negocios. Te
permite utilizar economías de escalas, tener más acceso a financiación y
diversificar tus riesgos. Una empresa más grande aspirará a mayores mercados y
por general triturará a las empresas pequeñas en el medio plazo. Así que no es
tan fácil como criminalizar la expansión de las empresas, sino qué hay que
entrar en cada caso para saber si se está creciendo por necesidad y por deseo.
Y eso es difícil.
¿Por qué se han destinado insultantes
sumas de dinero a rescatar al sistema bancario? Porque el sistema bancario es
ENORME, una quiebra suya no se puede asimilar por el sistema; por tanto, hay
que rescatarlo. ¿Qué mensaje manda esto a los administradores de cualquier
sociedad? Hazte grande, muy grande, todo lo grande que puedas y a cualquier
precio. El Too big to crush es el canto de sirena que llama a los directivos a
estrellar sus empresas contra los acantilados. Si eres un pequeño banco te
dejaran quebrar para mandar un mensaje, si eres el principal banco de España el
Estado te salvará todas las veces que necesite. No importa que tu sector sea
más improductivo, importa que sea más grande.
Porque no se puede dejar caer un banco? Y rescatar solamente a los ahorradores ? EL CAPITALISMO ha muerto y las reglas las cambian cuando quierem los poderosos .Esto se va pateciendo mas a una granja , y adivina de que lado estamos nosotros
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