Por Conde Chócula
Como todos los días llego tarde a mi cita con el autobús, ese hijo de puta que aunque llegue antes no espera. Los malos hábitos y el vicio no son buenos compañeros cuando uno lleva prisa y siempre llega tarde, puesto que en esa tesitura se ve obligado a correr llevando lo que lleve, calzando lo que calce y ajusticiado como la "bola del miedo" (el sol) quiera. Es por ello que se maldigan las cervezas y los cigarros de más mientras uno va perdiendo el aliento y sudando unas sales que no le tocan. Y en entre el colocón de ácido láctico, abatido ya en el asiento de una estructura metálica sin ventilación y a merced del efecto invernadero, me planteo cual es el objeto del deporte en la sociedad de hoy en día. Pero claro, me pareció más interesante leer como Mefistófeles engañaba a "Fausto" con la dialéctica del diablo. Y así, una hora antes del término de mi jornada laboral, salía yo atraído aún más por los placeres que me ofrecía la venta de mi alma. El angelito a mi derecha me decía: Conde Chócula, sal a correr, deja de vomitar sangre, de contraer contracturas y agacharte en ángulos obtusos. Todo el mundo lo hace. Es la moda deportiva de los oficinistas, de los estudiantes, de los vagos y un sinfín de sedentarios que toman aire fresco para soltarlo dentro de un vehículo que les evite los esfuerzos.
Entretanto subía yo las cuestas y las bajaba para subirlas de nuevo, allá por las pedanías de Murcia donde se conservan las huertas y las viejas andan sin andador más rápido que los mancebos. Y claro, desde allí volver a casa solo se concibe a base de gasofa e inyección. Entonces aparecía de nuevo Mefisto para asegurarme las mujeres más hermosas, con les més grans mamelles y los cuadríceps más tersos y flexibles. "Corre Conde Chócula, serás más bello que el resto, te sentirás mejor y follarás más." Y yo seguía pensando que coger un autobús para salir a correr es un sinsentido, coger el coche para ir a hacer pesas lo es otro, y más aún hacer todos estos ejercicios sin objeto alguno más que practicar el coito después de un escandinavo "hola" y un abrupto "adiós".
Así que ni corto ni perezoso me rebelé contra el Mefisto y contra el Fausto. Me fui andando 13 kms cuesta arriba y cuesta abajo. Porque, ¿para qué esperar para reposar las nalgas en un vehículo, llegar a casa, ponerme el traje de hacer deporte y salir a tonificar músculos? ¿Por qué ese absurdo de hoy en día de no hacer el ejercicio que es menester como fruto de una necesidad diaria? Ya no se cazan leones ni se ahuyentan lobos, pero quién no ha necesitado ir a un sitio lejano y ha pensado: "
Muchas veces nuestra limitación para hacer algo viene dada por los esfuerzos que han de realizarse, pero si los hiciéramos gran parte de ese ejercicio antinatural que la sociedad actual debe hacer no sería necesario para estar sano. Caminar 10 kms para ir a trabajar, para ir al gimnasio, porque es fiesta y no hay transporte público, porque eres pobre y no tienes dinero para gasolina, para ir a ver a un amigo, a ensayar con tu grupo. Ir a hacer la compra y subirla a casa tú mismo, utilizar mochilas y macutos sin ruedas con los que además se gana ligereza a la hora de moverse viajando, limpiando tu casa y no un inmigrante, haciendo las obras en las que te puedas bastar tú mismo, no pidiéndole a tu primo de zumosol que te ayude a subir los objetos pesados por las escaleras, subiendo las escaleras en vez de usar un ascensor. En fin, siendo autosuficente. Haciendo físicamente lo que tu cuerpo te permita sin utilizar la fórmula fácil, a no ser que sea totalmente necesaria, porque sino pecamos de una soberana incongruencia. Ahorramos tiempo y esfuerzo para luego practicar ejercicio. Además, el deporte debe tener un fin sino, ¿dónde quedan esas horas de pesas si no usas la musculatura de tus brazos?¿Dónde las de spinning si cuando llegas tarde a trabajar llamas a un taxi en vez de correr? ¿Dónde los abdominales?
A no ser que seas un deportista por profesión, afición o enfermedad creo que el deporte no debería usarse como un instrumento suplente para sentirse mejor, sino como una ayuda para afrontar los esfuerzos que deben hacerse cada día. Porque si no entramos en una paradoja horrenda:
Evitamos los esfuerzos diarios para poder ejercitarnos, y nos ejercitamos para poder hacer los esfuerzos diarios que no hacemos porque estamos descansando para hacer el ejercicio.
Es obvio que los modelos de vida han cambiado y se hace necesario practicar algún deporte que nos mantenga en forma, pero pensad si en algún momento de vuestras vidas estáis evitando un sacrificio que podría beneficiar a vuestro cuerpo y suplir esas horas de ejercicio artificial.
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