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domingo, 20 de abril de 2014

Domingo de catalepsia o como resucitar la inspiración divina

Por Conde Chócula (Aresti)


Ocurre a veces, en períodos largos y cortos, que uno no es capaz de sacar las ideas de su cabeza por el medio que le corresponde. Cuando la inspiración se va, puede darse el caso de que en su transformación cambie de medio o simplemente se mantenga en silencio esperando su momento. Es el síndrome de la hoja en blanco. Esa desagradable parálisis creativa que suele estar acechante para abalanzarse sobre ti en los momentos más inoportunos. Supongo que estos bloqueos suelen venir solos. No hay razones concretas ni soluciones afines. Muchas veces teniendo que escribir un artículo con una alegoría del tiempo en forma de hipopótamo pisándome los juanetes he sufrido este bloqueo. Más de dos horas intentando buscar un tema, un asunto que interese al público, que conozcas y que te guste. Y claro, en un plazo de 4 horas perder dos es un estocazo mortal. Claro que esto se acentúa con el harakiri la maldita procastinación, que si bien los márgenes de error se guardan para algo ésta los elimina. Así que son las 6.25 de la tarde cuando escribes esto, sin tiempo de reacción, esperando que el divino te congracie con la inspiración de una creación que dure menos de 7 días, pero que alcance una imperfección similar.

Un músico sufre de estos males cuando tiene una vida aburrida sin un imaginario tras él. Un músico, un escritor, un artista no es digno de pluma, de cuerda o de paleta si no ha buscado en su vida la peregrinación que le llene la cabeza de pajaros, locuras, perversiones, amores, tragedias o situaciones grotescas que confiten historias inolvidables. Un artista no es un genio si solo es culto. Solo hay que volver la vista al conservatorio para ver la cantidad de cadáveres que gozan de la mejor técnica interpretativa, pero no sabrían qué hacer ante la búsqueda de la nota final que dé sentido a una progresión.

El síndrome de la hoja en blanco es un problema mental puramente artístico. Muchas veces te aconsejan que salgas a pasear, leer o escuchar otras cosas de otra gente. Echar mano de la cultura que parece ser la salvadora de los malos escritores. Esta gilipollez vale para salvar una entrega que se prevé a destiempo, pero con la aplicación de ella sentencias al arte a la mediocridad. Muchas veces puede sacar más del sufrimiento que de 10 obras clásicas. Aprender a vivir es la tarea del artista.

Digamos que el problema que nos atañe es el síndrome del pentagrama en blanco. Sentarte al piano, coger la guitarra y empezar a excitar nota tras nota sin brillo alguno buscando la nota correcta. Frustrarte, descubrirte anclado en las mismas progresiones, en las mismas tonalidades, en mucho de lo que ya se ha hecho, en la simple ortodoxia. Pero llega un momento en el que sin saber cómo has empezado a tocar algo que se tambalea en el proceso sin embargo llega al puerto que querías. Decía Thelonius Monk que no hay ninguna nota errónea, solo tiene que ver con la forma en que lo resuelves. Las ideas de los artistas fluyen de forma caótica muchas veces, tanto que distraen y tensan a los oyentes, pero el placer es más intenso cuando resuelven con maestría la dispersión del argumento.

Hoy, domingo de resurrección, hay grandes temas que pueden ser analizados, como la festividad de las tamborradas de la Región de Murcia o Madrid, que demuestran con felicidad jubilar el hecho de que Jesucristo nuestro señor fuera cataléptico o, como seguramente ocurrió, capaz de resucitar. Yo sin embargo sigo aquí, pensando un buen tema para un buen artículo. Sin embargo hay momentos en los que hay que claudicar, sentarte a escribir una soberana mierda y esperar que se vaya moldeando por inercia. No puedo escribir, intentaré componer música. Mientras tanto honraré a esos grandes genios que tuvieron espléndidos días en los que pudieron componer cosas tan maravillosas como estas. Disfrutad del fin de la semana santa mis queridos ateos, disfrutad.

Thelonius Monk - Round About Midnight



La primera vez que Monk tocó esta canción sus amigos, tras discutir sobre el sentido de la canción, fueron de madrugada a despertarle a casa para pedirle que por favor volviera a tocársela.

Vincent Peirani - Waltz For JB



Pieza del acordeonista francés Vincent Peirani que recibió el pasado año el premio a mejor músico por la academia Django Reindhart.

Ludovico Einaudi - Indaco (directo)



El compositor minimalista italiano Ludovico Einaudi interpretando su canción Indaco.

lunes, 14 de abril de 2014

Cantemos canciones sobre ballenas borrachas, digo, cantemos borrachos canciones sobre ballenas

Por Conde Chócula


¡Qué entrañables esos borrachos y maleducados irlandeses! ¿A quién no estremecen sus nostálgicas canciones sobre más borrachos, piratas, prostitutas, armas de fuego y trifulcas callejeras? Entrañables de no ser porque las cantaban marineros rabiosos expuestos a esfuerzos atroces y a la soledad de alta mar. Claro que, tras tanto tiempo de retraimiento en las cumbres de las olas, la llegada a puerto propicia más fuertes y cercanas amistades en compañía del sexo opuesto. No es de extrañar que estos escarfeos ocupen gran parte del imaginario sailor, sencillo como la vida misma, letras llanas y repetitivas que servían de distracción durante las tareas de cubierta.


Pero no todas son así. Hay algunas más curtidas, profundas con un repertorio de elaboradas metáforas. Cierto es que estas son las menos, pues de una vida de este tipo las historias y la epicidad surgen solas. Como si un vaquero fuera lo mismo que un rudo marinero, embrutecido por su trabajo y la lucha contra un medio que no es natural del hombre. Y esto no quiere decir nada ya que se cuentan por decenas de miles las canciones country y por cientas las de marineros, aunque quizá tenga algo que ver que el avance tecnológico haya eliminado este tipo de trabajadores y los haya sustituído por peones de la pesca industrial. Tampoco existen ya esos piratas que tanta gracia nos hacen en las películas y que tan poca gracia les debía de hacer a los hijos de los habitantes de pueblos pesqueros y a sus madres.

Las canciones de marineros son llamadas en inglés "shanties" que suelen ir en el mismo grupo de las canciones de piratas y canciones del mar, puesto que un marinero no tiene por qué ser obligatoriamente un trabajador. No obstante el trato de género que se les da a estas shanties es el de work songs, como también lo son los orígenes del blues en los campos de algodón norteamericanos. Tanta es su cercanía que los yanquis, en su enorme sabiduría, usaban canciones populares irlandesas en los "minstrel shows". Estos "minstrel shows" eran espectáculos en los que hombres blancos se pintaban la cara de negro y representaban cantando actitudes propias de los negros. ¿Cuál era el fallo de esta burla? Que las work songs que entonaban no eran de orígen africano sino irlandés. Así que imagínense a blancos haciendo de negratas cantando canciones irlandesas, ¿rídiculo, no? Pues tal fue el éxito de estos minstrel shows que los acabaron por representar negros que se pintaban la cara de negro y exageraban su negritud y que cantaban canciones irlandesas. No sé que es peor, si esto o el pueblo alicantino en el que cogen a un negro le pintan de negro para que sea aún más negro y le hacen escalar por los balcones de las casas para darles regalos a los niños (es Baltasar, el rey mago).


Pero esto no va de negros, sino de balleneros y otras bestias marinas que tras la guerra civil se dieron a la mar a buscar los más despreciables azotes de sus patronos y quién sabe si la gloria o una ballena en sus pesadillas. Escribía Herman Melville allá por 1849 en su libro Redburn:
Pronto me acostumbré a ese canto, es algo sin lo que los marineros no pueden ni tocar una cuerda. A veces, cuando alguien no puede tirar ni dar un golpe más, un compañero siempre dice: "¡Vamos hombres! ¿Ninguno de vosotros puede cantar? Cantad ahora y olvidad al muerto." Entonces alguno empezaría a cantar y si los brazos del resto de hombres se alivan tanto como los míos por la canción, si mi compañero puede tirar tanto o más que yo, con un acompañamiento entre vítores yo estoy seguro de que el aliento gastado en la canción merece la pena. Es buena aptitud en un marinero saber cantar bien, porque se hace un buen nombre entre los oficiales y le viene dada gran parte de su popularidad entre la tripulación por ello. Algunos capitanes de barco, antes de embarcar a un marinero, lo primero que siempre les preguntan en si saben cantar con una cuerda en la mano. 

La razón que crea la necesidad de que un marinero sepa cantar es que la música, y en este caso las work songs (canciones de trabajo) sirven para sincronizar los movimientos humanos. Lo que podría ser un tambor actuando de metrónomo se convierte en una voz principal con una coral que responde o dispone un argumento libre y distinto dentro de la canción, siempre con esa alternancia entre líneas vocales. La respuesta y llamada es una característica de casi todas las work songs, que si no siempre son de este tipo, en el género de las shanties, lo son al estilo militar en las que una coral responde con versos breves a una consigna. La diferencia es que aquí maldicen al capitán y enaltecen el valor de una pelea callejera motivada por el ron y las mujeres.

Pues bien, parece un género de uso sencillo, pero no es así. Resulta que lo que en otras músicas las composiciones distinguirían por tipos de métricas y compases en las de marineros se hace por el tipo de trabajo, de fuerza que deba aplicarse y la velocidad. Es por ello que se dividan en las siguientes variantes:
  • Shanties de capturas cortas: Cuando se requerían rápidos y fuertes tirones pescando.
  • Shanties de sudar: Para esfuerzos muy breves como un par de tirones en una driza para izar una vela.
  • Shanties de mano sobre mano: Para esfuerzos ligeros como tirar de una cuerda pasando una mano detrás de la otra.
  • Shanties de embestir: No he conseguido descifrarlas.
  • Sella y canta canciones de marineros: Cuando se acarrea de una cuerda con la espalda inclinada para dar tirones más fuertes y largos.
  • Shanties de cabrestante: Para cuando echaban el ancla y seguidamente amarraban el barco a un cabrestante y de él tiraban para acercarse al muelle.
  • Shanties de molinete: Esta es una shanty moderna que han adaptado los marineros cuando tratan de frenar los barcos ya que emplean un movimiento binario para bombear líquido a los frenos.

También se cantaban a la hora de limpiar la cubierta, subir la carga abordo, etc. Es un género extenso que ha dado para numerosas canciones. Tanto es así que en 2003, y a raíz del éxito cosechado por la película "Los Piratas del Caribe", Johnny Deep y el director del film Gore Verbinski publicaron un doble CD en 2003 y otro en 2013 llamados Rogue's Gallery. En ellos han hecho una selección de canciones de marineros, del mar y baladas de piratas cantadas por grandes nombres como Nick Cave, Iggy Pop, Bono, Sting, Tom Waits, Patti Smith o Lou Reed. Podéis encontrarlas en portales como YouTube o aquí.

No obstante quiero quedarme con la verdadera esencia, con producciones más humildes que interpretan auténticamente esos cantos y hacen que me crea más estas canciones que con una producción tan excelente en la que han interpretado los temas atendiendo al estado de los marineros que sugieren las letras de las canciones cuando realmente trabajando y cantando su estado no es el mismo. Un buen tributo, sí, pero de verdad, ¿no prefieren escuchar este Drunken Sailor (marinero borracho) de mano de unos verdaderos irlandeses? O, ¡qué leches! Baltimore Whores (las putas de Baltimore), o como un hombre está tirado en el callejón, incapaz de moverse, borracho como las cubas, ciego como las peonzas con otros marineros, abandonado a Sally, la chica de la calle alley (Bully in the Alley). ¿Aún mejor no es escuchar la fantástica Rolling Down To Old Maui que nos haga desear beber ron con las putas de Maui? Cuando oigo esto solo me dan ganas de agitar los brazos derramando cerveza sobre mis compañeros. Claro está que esto es una bonita nostalgia de una vida que dista mucho de ser fácil, pero que se hizo soportable gracias a estas motivadoras canciones que guardan una energía que ya pocas veces se consigue en la música.

Drunken Sailor - Irish Rovers



Shenandoah (Tom Waits y Keith Richards)



Esta shanty también fue interpretada por Van Morrison en una versión quizá demasiado orquestal, lo cual desvirtúa terriblemente la esencia de esta canción.

Rolling Down To Old Maui




Bully In The Alley





Esto sí que es auténtico folk.


viernes, 11 de abril de 2014

"La Vinacoteca" 2 Programa (Escuelas Económicas)

 [PODCAST]

Nuevo logo de la Vinacoteca creado por Adrián Sánchez y Javier Arnedo e ilustrado por Sara García Sainz-Marín
Os presentamos el segundo podcast de la VINACOTECA que fue grabado hace más de un mes y que presentamos ahora. Por desgracia fuimos víctimas del Ragnarok, algo de lo que hablamos en el programa, y fruto del caos y del desorden humano este trabajo ha sido publicado.

TEMAS:

  • Hablamos sobre las escuelas económicas que han dominado los estados desde nuestra historia reciente hasta la actualidad: Capitalismo, comunismo, capitalismo más liberal, capitalismo menos liberal, socialismo más comunista, socialismo menos comunista... Lo vais a entender.
  • Os contamos curiosidades que van desde magnates del petróleo jugando al monopoli, pasando por apocalipsis vikingos con lobos que comen lunas hasta penes "pequeños" llevados a la "gran" pantalla (esto último es claramente para que parezcan más grandes)
     
  • Escucharéis música que versa sobre las bondades y miserias de capitalismos y comunismos y sus estratos sociales.


domingo, 30 de marzo de 2014

Leyla McCalla no odia a los afroamericanos

Por Conde Chócula 


Y Thomas Jefferson dijo:
"Aquel que recibe una idea de mí recibe una instrucción sin apocar la mía. Así como quien enciende su mecha con la mía recibe luz sin oscurecer la mía"

Y con este pensamiento escuchaba yo el programa de "Cuando los elefantes sueñan con la música" que trataba, entre otros, sobre Leyla McCalla-Mélanie de Biasio. Por ello, y consciente de que el origen de mi idea no es mío, me legitimo en Jefferson y en la colectivización del conocimiento.

Entre tanta y tan buena bossa nova que dan en este programa, ha aparecido algo que me ha llamado mucho la atención, algo que sonaba distinto. Con una voz que no podría definirse con grandilocuentes adjetivos sí podemos hacerlo con los que apelan a la sensibilidad, esa gran puta que pugna con la corrección interpretativa y lo bien temperado. Una voz coherente con lo que canta y con un estilo tan particular que enmarcarla en otro no sería justo. 

Nacida en tierra yanqui, hija de haitianos, tras una infancia a caballo en distintas culturas vuelve a EE.UU. para estudiar el chelo, esta vez no lo hace en barrios bajos, pero donde uno crece no se olvida. La gran particularidad de esta mujer es su inventiva al chelo. Según el motivo de la canción experimenta con él. Lo rasga y lo frota, pero siempre lo ama. Otras veces su amor es libertino y se pasa a otras cuerdas, cuerdas de banjo o de guitarra.

Este disco es fusión. Puedes econtrar sonidos del blues más primitivo, así como bases latinas, cantos de fados, algo del folk neoyorquino, suaves sonidos experimentales, algo de swing, melodías desconcertantes, incluso canciones étnicas de voz y percusión a las que hábilmente ha añadido acompañamiento musical. Todo esto no es algo que haya que buscar en todas las canciones. Está distribuído a lo largo de su disco Vari-Colored Songs en distintos temas que a pesar de la disparidad de estilos se empastan como una sólida obra de arte que es este disco.

Es un tributo que hace Leyla a Langston Hughes, poeta, novelista y columnista afroamericano. Un hombre que en la cuna de su vida cuenta que durante su estancia en la instituto la discriminación que ejerció su profesor hacía los afroamericanos es uno de los posibles motivos para que se convirtiera en poeta:
"El profesor de Inglés siempre estaba remarcando la importancia que tenía el ritmo en la poesía. Bien, todo el mundo sabe (menos nosotros) que todos los negros tienen un gran sentido del ritmo, así que me hicieron poeta de la clase."

Os dejo un vídeo de promoción de su disco así como algunos temas que tiene alojados en un servidor de música online:














domingo, 23 de marzo de 2014

La paradoja del músico estafador estafado

Por Javier Arnedo

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- Los Morate hacen unos encurtidos que están como Dios.
- Y esos, ¿quiénes son?
- Los de la Pura.
- ¿?
- Claro, la cría que era hija de la cuñada del Prieto el de las burras. Esa así rubica con los ojos claros.
- ¡Aaaah! ¿La de la Era?
- No, esa es la del "pirlas".
- Hostia, claro. ¿Entonces?
- Tiene otra, que son melliza'.
- ¿La que la abuela tenía el asadero?
- Y que tenía un yerno bizco que era de por ahí fuera.
- Sí, sí. Que luego se separó y a sus años se casó con el seminarista.
- El que vive en la calle del calvario.
- Claaaaaaro.
- Que tuvieron tres zagales y uno les salió imbécil.
- El del kiosko de los guarros.
- Pues esos.
- ¿Y dices que hacen pacharán?
- No, no. Encurtidos.
- ¿Y pacharán no?
- Que no cojones. Que hacen embutidos que ni los cerdos de Salamanca.
- Pues ni que el pacharán de Navarra. Eso si que no hay huevos a hacerlo más bueno.
- Tú, porque no bebes otro, copón.
- Bendito el día que lo traje yo al pueblo.
- Prefiero whisky, eso está demasiao empachoso.
- Hombre, es que es pa' beber dos copas después de comer.
- ¿Tú cuánto bebes?
- Si salgo, una botella.
>>

"Nunca no te preocupes". Siempre pueden haber problemas mucho peores. Podría tu país querer convertirse en suelo ruso y estar provocando una segunda guerra fría. Incluso no hace tantos años que castellanos y hasta turolenses luchaban en tierra de Allah, donde se paseaban pueblo por pueblo con retales amarillos aclarando el morado de las banderas a punta de bayoneta. Pero eso eran guerras peligrosas y de principios exigentes. Yo voy a hablar de otra. Hoy en día hay una guerra de guerrillas en la que no muere gente. Que se batalla en teatros, calles, bares y doquiera que la cultura pueda ser violada.

Esta misma conversación entre pueblerinos, en este caso rojos, la puede tener el alicate más grande y más facha de toda la región. Eso que en esencia nos hace iguales, las banalidades, los potes y el condumio se olvida cuando se trata de la propuesta artística. Al que levanta la cabeza para montar un bolo se la revientan de strike. Nadie es profeta en su tierra y menos si profesa la música como religión y no la religión como religión. Pero, ¿no pueden estos pobres músicos llegar a convertirse en villanos? Hace una semana el equipo de Mente Enjambre fue invitado por un grupo a hacer la crónica de un concierto de varias bandas de post-rock y rock alternativo en Valencia. Dio la casualidad de que todos estábamos allí dando de beber cerveza a las cabras y bebiendo cuba libres con pólvora. Así que accedimos a ir. Como es de suponer esperábamos una invitación formal de la clase:
Tome usted señor sus entradas gratis para poder hacerme una crónica que yo mismo le he pedido.
Pero no fue así, y nuestro enfado no fue porque no nos trataran de usía ni con los cortejos necesarios del señorío que no hacendamos, el motivo interesado es que nos querían hacer pagar por trabajar. Hay que explicarle a la gente que se mueve por estos lares que el oficio del escritor se paga, porque dos trabajos tiene, el adquirir el conocimiento de la obra que va a críticar y rebanarse los sesos en escribirla. Por mucho que digan Ignacio Escolar no terminó la carrera de periodismo y ha fundado dos puñeteros periódicos. Nuestro crítico musical murciano, Jam Albarracín, tampoco lo es, y su pluma iletrada raya la de muchos letrados. Esta equivocación y este insulto es porque el oficio se convirtió en carrera, pero hay que enseñar que por ello no ha dejado de ser oficio.

Nosotros somos tres apuestos ingenieros y un economista de mierda que comparten su afición por la literatura, el cine, la música y las ciencias. Nos hemos dedicado a escribir por placer y aunque no gocemos del tiempo ni de la preparación que es suficiente para pasar por magistrados, le dedicamos nuestro tiempo y nuestro empeño en presentar un buen producto. Escribimos un artículo semanal (a veces más) desde hace un año en un blog que no ha obtenido un solo céntimo desde que se abrió. Y con todo esto unos pobrecitos músicos que luchan por llevar su arte por las ciudades, que sudan cada euro que ganan mal que les pese el hartazgo de la irreverencia intelectual, esos pobres hijos de la gran puta nos quieren hacer pagar por trabajar. He aquí un punto clave. Nos piden una crónica, NO una crítica. Quieren que les paguemos por dar publicidad de un evento sin opción a dar nuestra opinión. Y en ese punto me pregunto yo, ¿es esta gente la víctima? ¿Son los torturadores viejos torturados? 


Ninguno de nosotros es Diego A. Manrique, pero ellos no son los putos Rolling. Perderían dinero si el aforo se completa y les robamos tres plazas, pero dudo que fuera así. Además, no éramos espectadores potenciales con lo cual no dejaban de ganar de dinero ni de ganarlo. Supongo que debíamos pagar la promoción que hablar de ellos habría dado a nuestro blog. Pero mira, si yo le pido a un músico hacerle una crítica está en su legítimo derecho de hacerme pagar, cosa que haré o no. Pero que el músico me pida ir y me obligue a pagar denota un obsceno nivel de facha. 

Ahora en el Primavera Sound van a hacer pagar a los periodistas los abonos correspondientes. Esta práctica no es habitual y el revuelo que ha armado es colosal. ¿De qué se alegran algunos periodistas? Pues precisamente de que los bloggers y los fanzines no les quiten ese pedazo de pastel que tanto les gusta amasar. Y me reivindico en esto. Hay gente que escribe y no tiene ni puta idea de lo que dice. Ese mismo puedo ser yo. Pero como lector elijo la calidad y lo que considero bueno. Si trabajas para la Rolling Stone y sufres porque un bloguero te quite lectores entonces es que estás más cerca de las doctrinas intervencionistas de los medios de comunicación que de la libre prensa. La gente lee la Rolling Stone porque reconoce la preparación y el buen trabajo, pero el mejor baterista del mundo está en su casa y no tocando con Bruce Springsteen. Así que músicos victimistas y periodistas medievales os podéis ir a colgar de un pino cuando gustéis.

Yo, Javier Arnedo, he trabajado como músico "aficionado", como crítico "aficionado" y como documentalista audiovisual "aficionado" de esta merienda de negros y en todas las ocasiones han intentado estafarme. Ya está bien de esta falta de escrúpulos en un mundo en el que todos ponemos de nuestra parte para que lo respeten los de fuera. Porque si no, antes que tocar, antes que escribir, antes que grabar y ganarme un jornal mísero prefiero empinarme la botella de pacharán, desembutir la chicha y convertirme en ese animal aséptico que los que odian la cultura se empeñan en conseguir.

Por supuesto, el día de ese concierto, nos quedamos emborrachando cabras.





domingo, 9 de marzo de 2014

La mujer de Miguel Matamoros camina así

Por Conde Chócula 


Si les dicen quien es el trío Matamoros quizá piensen que les hablan de un de un gallardo trío de cristianos que con mandoble en mano cortaban heréticas de dos en dos. Quizá lo sueñe yo. Pero bueno, no vengo a hablar de ídolos castellanos sino de son cubano.

Si a alguien le tenemos que dar gracias por el son cubano es a Miguel Matamoros, fundador y cabeza del Trío Matamoros. Claro, a las vírgenes uno se inclina para pedir y dar gracias por cosas que no han hecho o que puede que hagan. Al Trío Matamoros se le puede dar gracias por dos cosas: por la extensa obra que dejó y por la vastísima influencia que ejerció en la música cubana. Y es que pueden darse cuenta de que al hacer una comparativa de los sonidos y bailes tradicionales, Cuba, una pequeña isla en el atlántico, es exportadora de un son que ha calado casi tanto como la música ucraniana en el mundo. Ah no, esta no.

Miguel Matamoros fue el compositor principal de este trío. Se cantaban y se bailaban sus canciones por toda la península. Este tremendo éxito alcanzado por el trío fue debido a la inventiva de Miguel pues fusionó el bolero con el son. Es decir, que esa lírica propia del bolero se mantiene durante toda una exposición musical de caracter bailable. El bolero no se queda solo en el artista y el sentimiento que produce al oyente sino que se pasa a hacerle partícipe.

A esto se añade el uso de las claves. Un instrumento que a pesar de su sencillez tiene un gran peso en el son. En 1925 se graba por primera vez y a partir de ahí sería insustituible en las composiciones de este estilo.

Pero no todo fue Miguel Matamoros. Cuenta Cueto (segunda guitarra) que en el cumpleaños de Miguel se llevó a un amigo llamado Siro (segunda voz y maracas) a cantar unos boleros. Sus voces empastaron tan bien que al día siguiente le dijo que le llamara para montar el trío (no piense usted mal). Sus armonías eran el contrapunto de Miguel. Sin demasiadas florituras, correctas y evitando la duplicidad vocal. Cueto por su parte adecuó el estilo de su guitarra para las composiciones de Miguel. Dado que éste último solía tocar la voz principal, Cueto se movía por las tonos bajos de los acordes evitando de este modo las cacofonías entre ambos instrumentos. A Miguel Matamoros por su parte se le criticó por tradicionalista ya que su canto era puramente tonal y evitaba disonancias y esos tonos intermedios que a su juicio no tenían por qué enriquecer sus canciones si del modo que él las cantaba era suficiente y correcto.

Lágrimas Negras

Por si no lo sabía el lector Miguel Matamoros fue el compositor en 1929 de la famosísima Lágrimas Negras que tan incalculables veces ha sido reinterpretada, entre otros por nuestro Cigala y su Bebo Valdés, que en paz descanse.  Hace tiempo os dejé una versión de El Gallo y algunos músicos callejeros. En esta ocasión os dejo con el trío Matamoros, su progenitor:


La Mujer de Antonio

 Y claro, ¿quién no se ha fijado nunca en la mujer de otro? ¿Y en la de Antonio? En esta canción tienen hasta tiempo de hablar de Machado y bromear conque un yanqui (Lindbergh) se deje de vuelos transatlánticos sin escala y se vaya al paraíso cubano.



El Paralítico

Un hombre místico le recomienda al protagonista de esta canción, un paralítico, que se extirpe el trigémino. Este absurdo bien puede tener dos sentidos. El primero, ser una burla a los místicos que solucionan los problemas con cosas que nada tienen que ver, o bien aconsejar al enfermo que se suicide. El trigémino tiene por costumbre ser un nervio hijo de la gran puta que se ramifica por todas las partes de la cabeza provocando una neuralgia insoportable. Tanto que cuando no era una enfermedad curable la gente se suicidaba al padecerla. Por eso se le llamó la enfermedad del suicidio. Una putada.


Cuidadito Compay Gallo


Hueso Na' Ma'





domingo, 2 de marzo de 2014

Chris Stewart, el esquilador de ovejas que fue cofundador de Génesis y muchas otras cosas más

Por Conde Chócula (Aresti)


Es curioso como las historias llegan a las manos de uno. En momentos en los que la inventiva es nula y la ilusión es pasto de bestias puede uno encontrar bajo el refugio de la autodestrucción la historia que necesita. Esto, como en todas las artes, es un privilegio de los hombres tocados por el hado. Si bien uno es escéptico puede pensar que la historia en sí no es tanto como lo que evoca, máxime si al que le evoca, camina por derroteros de otros mundos. Es en esos idilios personales de la mente donde el ser pasional ordena al motriz que vaya y haga donde quisiere lo que quisiere, que represente o convierta en acto esa historia.

Viajemos pues a Inglaterra, con sus duquesos y marquesos, dónde el té jamás se sirve frío y dónde el mundo mira para dar las gracias entonando sus himnos. De allí han salido un buen puñado de los mejores grupos de la historia; si quieren corrijo y digo los más influyentes; pero fuese como fuere la mayor repercusión en la historia musical ha tenido acento británico. Uno de sus estandartes fue Génesis, un grupo que antes de volverse extremadamente homosexual participó de aquella ola que llamaron rock progresivo, y de qué forma. En este origen tan progre participaron 3 amigos: Peter Gabriel, Tony Banks y Chris Stewart. Nombres propios todos, excepto este último, el más particular y disparatado de todos y posiblemente el más verdadero.

Chris Stewart no pasará a la historia como el primer baterista de Génesis, aunque será siempre recordado por ello. Este buen hombre fue expulsado de la agrupación por ser malo. Dicho por él mismo:
"El grupo empezó a funcionar cuando yo me fui, mejor dicho, cuando me echaron, porque realmente tocaba fatal la batería, no al nivel que ellos necesitaban y se vieron obligados a echarme. " (Chris Stewart)
Esto fue una varapalo para él y por ellos decidió dedicarse 10 horas diarias a practicar la batería. Gracias a su esfuerzo se convirtió en un buen percusionista e ingresó en un circo como baterista y organista. Por si no fuese suficiente se hacía cargo del cuidado de los elefantes porque le encantaban. Poco después, con 21 años, fascinado por la agricultura intentó dedicarse a ella. Haciendo su sueño realidad tuvo una revelación, convertirse en esquilador de ovejas
"Esquilar ovejas era una pasada, el colmo de mis sueños. ¿Suena un poco raro verdad?" (Chris Stewart)
Aprendió tan noble oficio en los campos ingleses del que pudo vivir cierto tiempo trabajando en granjas de Suecia. Poco después abandonó el trabajo debido a la poca rentabilidad de esta práctica. Esto le hizo plantearse su vida día tras día. Bebiendo el poco dinero que le quedaba se topó con una amiga que le ofreció enrolarse en un barco rumbo a las islas griegas. Sin tener ni idea de navegación pisó cubierta siendo el patrón del navío. Este había sido un sueño romántico de su juventud que hizo realidad durante dos años en el que estuvo a punto de perder la vida. A lo largo de su travesía tuvo otra revelación, esta con tono oriental y viajó hasta China para hacer una guía de ruta de viaje. La quietud no existe en el vocabulario de este hombre, y sin en su día surcó los mares griegos y atlánticos, si un día caminó por la China cuaderno en mano esta vez quiso sobrevolar las tierras. Para ello fue a Los Ángeles y obtuvo una licencia de piloto de aviación. Entre sus logros también cuenta obtener un curso de cocina francesa.
 "Estuvimos 3 días inmersos en una tormenta a punto de perder nuestras vidas. Por suerte sobrevivimos. Es una experiencia que le recomiendo a todo el mundo. Bueno, estar a punto de morir en mitad del mar, pero sí que enriquece. Doy gracias por haberlo vivido, aprendí mucho" (Chris Stewart)

Stewart es reconocido internacionalmente por su best-seller "Entre Limones", un libro autobiográfico que cuenta las vivencias de un guiri en las Alpujarras, una de las regiones vírgenes que quedan en Granada. Hasta aquí llegó como muchos otros británicos amantes de la naturaleza e idiosincrasia españolas por el libro de Gerald Brenan, "Al Sur de Granada". Aquí se estableció y ejerció como esquilador de ovejas durante 30 años. Construyó su propia casa en mitad de la sierra, a la orilla de un riachuelo. Confía en el que el paisaje yermo disuada a los especuladores inmobiliarios. Chris Stewart se declara un firme defensor de la ecología. De hecho formó parte de la agrupación política de Los Verdes y se presentó como concejal por su partido al ayuntamiento de Órgiva aprovechándole como reclamo del voto guiri.

Ha escrito una trilogía con dos libros más que siguen la sombra de Entre Limones. Durante estos 30 años, además, ha aprendido a tocar la guitarra clásica.
"Intenté aprender flamenco. Pero me rendí. Soy demasiado payo. Así que al final aprendí jazz y clásico." (Chris Stewart)
Vive rodeado de naturaleza y además de pollos, ovejas, gatos, perros y un loro misántropo (Dios sabe qué diabólica clase de loro es esa). Como vive muy lejos del pueblo fabricó un horno de leña para hacer su propio pan. Además planea construir un ataúd de esparto en el que descansará 2 horas diarias para acostumbrarse al largo sueño.


A día de hoy, Chris Stewart, mantiene el contacto con Peter Gabriel y Tony Banks, este último llegó a visitarlo al lugar donde hoy vive. Le dolió dejar aquel grupo, pero hoy no queda nada de ese arrepentimiento. A pesar de lo alocado de su trayectoria se demuestra un hombre pleno al que no queda más felicidad que descubrir:
"Hay que aventurarse. Las decisiones que tomo las hago pensando en mi lecho de muerto, tumbado en mi lecho de muerte. ¿He aprovechado todo lo bonito de la vida? Ahora puedo decirme que sí, que he gozado un buen puñado de placeres. Con este pensamiento estaré contento de morir mañana mismo. No lo quiero, pero si llega estoy dispuesto." (Chris Stewart)
Quería contaros esta historia, tan fantástica como reveladora, en un principio absurda e hilarante. Este esquilador de ovejas, dueño de un loro misántropo, marinero, estrella del rock, cuidador de elefantes, organista, político, piloto, constructor y panadero podrá decirle a los que piensan que es un fracasado que vivió la vida más jodidamente extravagante y feliz que pudo elegir. Porque aunque los proyectos terminen la vida sigue y son muchos los que están por vivir.



domingo, 23 de febrero de 2014

Que olviden mi nombre, pero que recuerden mis versos

 Por Conde Chócula 

Domingos tristes se acompañan de tristeza. Así pues, José Agustín Goytisolo Gay nos ayuda a hacer de este día un día algo más agónico, pero también más artístico. Poeta que perteneció a la generación del 50, hermano de Luis y Juan Goytisolo. Fue un vividor, bebedor y liberal, de esos que en la dictadura se escondían entre humaredas de bares sórdidos levantando el puño y afilando la hoz.

Durante toda su vida fue un personaje aciago que sufrió innumerables depresiones. Taciturna es su poesía, casi tanto como él, y es por ello que Paco Ibañez grabara un disco en honor a su poesía con tantos acordes menores. Esto fue una forma de homenajear a un hombre que víctima del bando nacional vivió obsesionado con la muerte de su madre. Ocurrió durante el bombardeo de Barcelona en 1938. Este hecho afectó a todos los hijos, pero especialmente a Agustín. Puede verse reflejado en su libro "El Retorno"(1955) y en "Final de un adiós"(1984) donde pretende cerrar la herida de su pérdida. El tema materno recogido en ambos libros sería más tarde incluído en "Elegías a Julia Gay".

Pondría a su hija el nombre de su madre. "Palabras para Julia" es un poema dedicado a ella, el cual desgrana su visión del mundo. En él engloba a las dos mujeres más importantes de su vida. Goytisolo advierte a su hija, que va a nacer, de las maldades del mundo al que llega, de las penurias que le va a tocar vivir y le anima a que no ceda ante la tristeza ni la derrota.

La adaptación musical que hizo Paco Ibañez fue la canción de una generación, un himno antirepresivo de esperanza contra la dictatura franquista. Es un canto a la vida en la que Ibañez consigue un equilibrio entre tristeza y esperanza genial. No somos nada separados, somos particulas de polvo insignificantes. La mujer y el hombre es solo alguien cuando comparte su vida y su ímpetu con sus congéneres.

Su hija, Julia Goytisolo, opina que este poema no estaba escrito para ella. Habla de un sufrimiento que ella no llegó a experimentar. Está enmarcado en la época más cruda de la historia moderna de España. Quizá todas estas advertencias para afrontar la vida fueron las que él quiso obtener de su madre. Por ello cree que en su fuero interno Agustín estaría llamando a este poema "Palabras de Julia".




Goytisolo se asió a la chilaba del verso libre con el que incluso llegaba a bromear revelando una verdad:
"La poesía libre si está bien hecha es la menos libre."
Durante toda su vida vivió a la sombra de sus hermanos, puesto que su padre punteó a su primogénito fruto del trauma que le supuso la muerte de su primer hijo. De esta forma Agustín lo refleja en sus poemas con el trato que de su padre recibía, al que le decía hijo mío "No sirves para nada":



"Me lo decía mi abuelito" es uno de esos cantos que tanto nos repiten y que a veces tan poco consecuentes con los inquietudes internas son:



A pesar de tener una figura paterna tan negativa no tomó su ejemplo. Agustín demuestra que era un buen padre. Cuenta su hija que jugaba con ella al lobito bueno. Él era un lobo feroz que tan solo era capaz de ser calmado por cuando su hija lo acariciaba. La imagen del lobo es un elemento recurrente en su obra que actúa como símbolo de connotaciones buenas. Donde el aullido de palabras para Julia quizá no fuera tan malo como la vida que agoniza pudiera ser. Aquí pues un mundo al revés que Goytisolo inventa:



Paco Ibañez se quedó prendado de Agustín, tanto que creó una base melódica para algunas de sus poesías y se las enseñó a su compositor. A través de estas dos últimas canciones Paco Ibañez forjó una amistad con Goytisolo que le llevaría al propio Goytisolo a enviarle Palabras para Julia para que él se lo musicara.

En 1999 Goytisolo murió en condiciones extrañas al precipitarse por una ventana. Su familia afirma que fue un accidente. Caer como un geranio. Quizá por esto se crea que fue un suicidio, quizá no soportó la vida. Quizá le hicieron falta las palabras de Julia.


"Que olviden mi nombre, pero que recuerden mis versos."





Referencias:
http://www.rtve.es/television/20111017/palabras-para-julia-ja-goytisolo-mitad-invisible/468957.shtml


domingo, 16 de febrero de 2014

El pandemonio que acabó con Syd Barrett (Pink Floyd)

Por Javier Arnedo 


Barrett; Pink Floyd; Gilmour; Jugband Blues. Este puede ser el orden del inicio al fin de una breve era que sin embargo eternizó a un miembro de la composición rockera de los '60. Syd Barrett, ese loco que tuvo la desgracia de ser recordado como uno de los mejores compositores de su época y su estilo. Pink Floyd sentó las bases de una religión muy bien definida, y en el púlpito de su templo oraba Barrett como líder, guitarrista, compositor y cantante. Un loco. Ese loco que roció el primer disco de la banda con el aroma 'beatle' y el Rythm n' blues.

Gilmour, su mentor en guitarra, le sustituyó en 1968 durante la composición del segundo disco de Pink Floyd, "A Saucerful Of Secrets". Por ese tiempo Barrett había consumido tanto LSD que el ácido le había deshecho el cerebro. Muchas veces no acertaba ni a dar las notas o bien se ensimismaba en ellas desvirtuando los temas. Ante esta situación, Roger Watters tomó la batuta del grupo (¡sacrilegio!, ¡un bajista dirigiendo un grupo!) y ofreció a Barrett continuar como compositor, no así como músico de la banda. La buena intención de Watters no evitó el problema que llevaba consigo el liderazgo bicéfalo, la guerra y muerte de una de las dos cabezas. Syd Barret se marchó, pero contribuyó posteriormente al imaginario de la banda con temas inspirados en él, pues fue el germen de algo que antes o después tendría que surgir: el rock psicodélico. 

A Saucerful Of Secrets es considerado como uno de los primeros discos del rock progresivo. El disco navega sobre experimentación y psicodelia. Puede aburrirte, alarmarte, apasionarte u horrorizarte. Lo que parece claro es que es difícil apostar a la indiferencia tras su escucha. Y a decir verdad de este disco se pasó como de la justicia universal. ¿El oído de la época no estaba preparado para esto? Es difícil saberlo y en el mundo del arte podemos encontrar innumerables ejemplos de esos "adelantados a su época". La crítica musical se cebó con este estilo llegando a acusarlos de nula inventiva, de mediocres, que estaban anclados fútilmente en la diatónica y que la experimentación pura y dura era una base muy débil en la que construir un estilo musical. Al parecer se equivocaron en todo.

La discografía de Pink Floyd es demasiado extensa y rica como para magnificar este LP. A juicio propio apostaría a que es un disco que mantiene el ingenio de sus posteriores obras y que tiene como ventaja la brevedad de esas cuñas de ruidos y psicofonías que llegan a alargarse hasta el sopor en muchas ocasiones. Eso sí, con la distancia que impone su tema nº5, una obra maestra de la psicodelia de nuestro tiempo.

Durante la composición de este disco predominó la mano de Roger Watters y la del tecladista Rick Wright. Y aunque Gilmour tuvo más presencia que Barrett, éste participó de interpretaciones y arreglos de sus propios instrumentos. En el segundo tema del disco, Remember A Day, compuesto por Rick Wright durante su primer álbum, Barrett añade el dramatismo y la psicodelia que glorifica los trabajos de Pink Floyd. Hace de su guitarra el chirrido sordo y lacrimógeno de una canción que extraña la niñez.



Esta canción y otras son el preludio de la batalla que da nombre al propio disco. A Saucerful of Secrets (canción) es una mini pieza clásica de 12 minutos dividida en 4 movimientos:
  1. "Something Else" (o.oo - o3.57)
  2. "Syncopated Pandemonium" (03.57 - 07.04) 
  3. "Storm Signal" (07.04 - 08.38) 
  4. "Celestial Voices" (08.38 - 11.52) 
Roger Watters declaraba que la división de esta pieza está basada en una batalla. El comienzo con Something Else narra el germen de una guerra y su planteamiento. Un címbalo caótico crea inquietud bajo la dirección siniestra de un órgano.  A esto le sigue Syncopated Pandemonium, que representa la batalla en sí. Un pasaje bien definido por los golpes de caja y timbal de Nick Mason (baterista) que eternizan el sentimiento devastador de una guerra. Y durante este desgaste psicológico el resto de sus compañeros recrean la propia batalla con sonidos chirriantes de guitarras espaciales y el aplomo de un Do1 al piano. Tras esto Storm Signal, en la que se dibuja el panorama de muertos que horroriza a los vivos. Por último el esplendor de este disco, Celestial Voices, el llanto a los muertos. Otra vez el órgano rompe la barrera psicológica creando una atmósfera de tragedia complementada con las vocales de un coro que no dice nada, solo gime. Es el coro que canta a la muerte de Syd Barrett.



Versión en directo en Pompeya 


Aún así tuvo la oportunidad de demostrar que era capaz de aportar algo a ese proyecto que tan suyo fue. Barrett ponía el broche final a un disco que notaba su ausencia, pero que era capaz de seguir por su cuenta. "Jugband Blues" es el título de la última canción del compositor con Pink Floyd y tomada como despedida por los fans. Y es que se aduce ese tizne melancólico de frases como: ("I don't care if sun don't shine / I don't care if nothing is mine" - "No me importa si el sol no brilla / No me importa si nada es mío"). Para su grabación, como deseo, contó con 8 componentes de la banda del Ejército de Salvación. Puro estrambotismo.

Y así se fue Syd Barrett entre cornetas y bombardinos, abandonando sus obras en uno de los discos que supuso un antes y un después en la música. Fue la única víctima de esta psicodélica batalla, inmortalizada en un "ojalá estuvieras aquí" (wish you were here).




Fuentes:
http://www.rollingstone.com/music/albumreviews/a-saucerful-of-secrets-19681026

http://en.wikipedia.org/wiki/A_Saucerful_of_Secrets
http://www.alohacriticon.com/alohapoprock/article669.html

domingo, 9 de febrero de 2014

Californication, o cómo follar al ritmo de la melancolía

Por Conde Chócula (Aresti)


Si fuera usted un adicto al sexo, ¿qué música escucharía? Reformulo la pregunta ajustándome a los parámetros de nuestros lectores: si usted fuera usted, y a usted se le está regenerando la virginidad a base de masturbación diaria, ¿que música escucharía?

Siéntase humillado, porque usted no es Hank Moody. Lector, puede que su adicción al sexo sea real, pero las mujeres con las que lo practica no. Hank Moody sí. De hecho, usted ni siquiera puede salvar su honra con el pretexto de que Hank Moody es un personaje fantástico, puesto que David Duchovny, el actor que lo encarna, es (o fue) un adicto al sexo, y si esta serie que él mismo produce tiene un ápice de autobiográfico no tardará en darse cuenta de que es usted  la vergüenza de la reproducción humana. Conténtese con que al menos tiene buen gusto musical.

Para los cristianos que no hayan visto esta serie por prohibición de su párroco les diré que tiene un distintivo que los hace únicos en la plana televisiva. Su lenguaje. Si Scarface destacaba por sus innumerables 'fucks' y Deadwood por sus 'cocksuckers', Californication pasará a la historia como una serie de conversaciones irónicas montadas sobre vaginas, penes, motherfuckers y demás tacos que hilan insultos, argumentos, ataques y declaraciones de amor con tal maestría que dejas de calcular mentalmente los rosarios que vas a tener que rezar para limpiar tu alma. 

David Duchovny encarna a un personaje detestable, pero que por lo llamativo de sus acciones pasa a la boca de feministas barbudas como un ser deleznable que promulga un valor muy sencillo: usar a las mujeres como objetos. A esta deducción se llega facilmente si no deseas entrar en la psique del personaje. Resultará ahora que a todos los que nos gustó 'El Padrino' somos unos camorranos espaguetonis. Y es que nada más lejos de la realidad queda este estereotipado hombre que basa su vida en alcohol, mujeres y sexo. Hank Moody cuenta la historia de un hombre que vive por inercia gracias a una ágil mente de respuesta mordaz, aun si su alcohol contiene mucha sangre. El espectador debería ver que es un espantajo que destruye su vida con el objetivo de escapar del recuerdo de lo que tuvo y no tiene. Hay hombres y mujeres que solo saben vivir de un modo y cuando se lo arrebatan buscan sin fortuna otra vida, o permanecen en ese estado de anhelo doloroso que lleva a escurrirse sobre la boca bragas empapadas de whiskey. Californication habla sin tapujos de las vidas que nos ecandalizaría vivir, de los fracasados, los mediocres, los. Es una exaltación del esperpento y de los oscuros deseos que alguno querría tener si no fuera por la doble cara de conseguirlos.

Estas vidas están construídas sobre una BSO que mezcla un sonido actual con la decadencia de sus relatos. Este es un aspecto que la productora cuida someramente puesto que además de centrar el guión en la literatura dan un gran peso a cómo Duchovny se relaciona con músicos, productores y musas. De cómo cualquier persona puede formar parte de ellos y ser un deleznable hijo de puta que esnifa cocaína sobre el ano de la mujer de otro. Californication acierta plenamente con sus canciones más crudas que añaden lirismo a la historia. Es por esto que la música defina lapidariamente la personalidad del protagonista en cada momento, empezando cómo no a manos de Elton John y su Rocket Man. El hombre que sufre el abandono de la huída de su hogar, de no criar a sus hijos, de una distancia establecida sin cuartel, es un astronauta que no vive la vida de los que quiere sino que anda perdido buscando no cómo, sino cuándo está preparado para volver y si en ese caso lo aceptarán. 



Cada músico tiene sus rarezas. Es por ello que en la excepcional segunda temporada incluyan a Lew Ashby, un loco productor musical que vive en una mansión rodeado de vicio y perversión. Al más puro estilo Californication, una prostituta que había tenido sexo con Hank Moody y Lew Ashby dice que son como The Beatles y los Rolling, y no sabría decir cuál folla mejor. En esta temporada se hacen continuas referencias a titulos de canciones, frases y grupos. En concreto hacen varias referencias a Warren Zevon, afamado compositor norteamericano. Con este personaje Hank tiene una conversación en la que Lew Ashby dice: "Warren Zevon podría hablar sobre teoría dodecafónica con Stravinski", ensalzando su habilidad compositiva. Y no es solo esto, sino que Hank Moody tiene como ritual escuchar a Warren Zevon al terminar de leer un libro.



En la tercera temporada aparece Rick Springfield interpretándose a sí mismo como una estrella del rock que solo puede pensar en consumir más y más cocaína y follarse a la mujer de su manager. Y en la quinta se dispone a escribir la biografía de un famoso rapero tan peligroso como rico.



En la 6ª temporada de la serie Hank conoce a una estrella de rock interpretada por el cómico musical Tim Minchin con el que llegará a meterse coca en compañía de Marilyn Manson. En esta temporada entra en escena el personaje de Faith, una chica que actúa como musa de músicos, que mantiene relaciones sexuales con ellos para ser fuente de inspiración. Es un personaje icónico del mundo de la música y del arte en general, y en este caso banaliza el concepto de grupi para transformarlo en dadora de arte.

La serie comienza en una iglesia, una monja y una mamada. ¡Oh Rolling nuestros!, ¿qué debemos hacer? You Can't Always Get What You Want, pues, ¿quién no quiso la felación de una monja y no la pudo tener? Esto es algo más profundo de lo que parece. Es sin duda la canción que conduce la serie y oyes incluso cuando no suena.



Hank Moody, el escritor que se hizo famoso por un solo libro y ahora sufre el bloqueo de la página en blanco, vuelve a escribir un fade in. Suena a Second Life Replay.



Las referencias son constantes y como el lector habrá apreciado la más flagrante la lleva en su propio título que huelga de toda explicación. Os dejo una lista que hice hace tiempo con algunas de las canciones de la BSO de esta genial serie.
     

domingo, 2 de febrero de 2014

Motivación musical en la escuelas, la asignatura pendiente

Por Conde Chócula



Desde hace unos meses doy clases particulares para ganarme la vida que no me gano escribiendo o aplicando los conocimientos que la universidad me proporcionó. Esto además es una faena si odias con fuerza a los niños. Pero esta oportunidad de ganar un dinero también me ha servido para ser consciente de las materias que se imparten en los colegios y los institutos. No es criticable toda la plana educativa, pero si parte de ella. El respeto que en este blog sentimos hacia el profesorado es enorme, pero al igual que no todos los políticos son corruptos no todos los profesores son buenos ni aman a los niños. 

Si hay una capacidad que deba desarrollar un profesor es la de hacer atractivo el conocimiento a sus alumnos. Cierto y verdad es que en clases atestadas de pequeños delincuentes es una tarea harto difícil. Por esta razón, somos los profesores particulares los que debemos tomar el testigo. Esas satánicas matemáticas deben ser enseñadas con algún truco éticamente viable (drogar a los niños no vale). Pero claro, ¿cómo le explicas tú a un zagal la importancia de aprender que un aparato que sirve para agarrar cosas a la mesa se llama tornillo o que la madera con motitas blancas proviene del alerce? La motivación acaba donde la utilidad del conocimiento resulta innecesaria. Es por ello que la estandarización occidental de la educación sea un fracaso silencioso. Me valgo de una de las tantísimas citas de Einstein sobre el intelecto:
"Todos somos unos genios, pero si juzgas a un pez por su capacidad para escalar un árbol vivirá toda su vida creyendo que es un estúpido"
Claro está que el seguimiento individual en nuestro sistema educativo es imposible. No seamos visionarios islandeses. La cuestión es la gama de actividades que pueden ofrecerse para valorar un mismo conocimiento. Aquí llega mi propuesta, y como no, enfocada al estudio de la música, una de las asignaturas peor valoradas por los estudiantes. Los profesores y los políticos están empeñados en dar unas pautas clásicas de la música cuando la música que escucha el grueso de la población no es música clásica. Si me aprietas diré que esto es un dogma estúpido ya que la música no es solamente la música occidental. Por ejemplo, los primitivos ritmos africanos y en definitiva la música más elemental no proviene de un estudio y un desarrollo dilatado en el tiempo, aunque sí consta de unos mínimos técnicos. Proviene de lo que uno mismo, con el sentido, la necesidad de comunicarse y su oído puede hacer. ¿De qué cojones me sirve aprender a tocar el canon de Pachelbel a la flauta si no me gusta la música? ¿Y el maldito xilófono? Si queremos aprender historia de la música empollémosla como el resto de asignaturas. Esto sí es necesario para adquirir una cultura general, pero la motivación instrumental se puede adquirir aprendiendo cómo funciona un instrumento, qué magia los hace sonar, y cómo quien lo ha creado ha llegado a hacerlo. Saber lo que tienes entre manos y qué es capaz de hacer puede relacionarse con los estilos que existen y además se estimula una parte creativa y curiosa en el alumno. ¿O es que si le das un tambor a un niño no va a parar hasta que se lo rompas en la cabeza? ¡Claro que sí! De hecho, desde que somos enanos, nuestra fijación por crear, montar, despedazar cosas es innata. Una amiga me contaba como a su padre su abuelo le enseñó a hacer un silbato con un hueso de albaricoque y como luego todos los nietos después de comérselos en la huerta los hacían. Todos los preadolescentes hemos usado el papel de un caramelo para hacer una trompetilla; o sonidos de bajo con botellas a medio llenar. Nos sorprende muchísimo ver a personas que ingenian un instrumento con cualquier elemento doméstico y/o reciclable. Recuerdo a un hombre al que aplaudían en televisión porque era capaz de hacer un instrumento de viento de cualquier cosa hueca: escobas, escaleras, vallas, etc. Entonces, ¿por qué no hacerlo en las escuelas? 


La tecnología está íntimamente ligada a la música. Sin tecnología no habría música, y no estoy hablando de hacer un arpa láser. Tan solo un platillo tiene una ciencia que te haría sentir un paleto. Es por ello que enseñar a los estudiantes a hacer sus propios instrumentos, por muy cutres que sean, es estimulante. Aprenden algo que funciona instantáneamente. Es divertido y una vez captada su atención son más receptivos y puede engañárseles enseñándoles cosas. 

El profesorado, en fin, no debería limitarse a sacar una oposición. Un profesor medio no tendrá nunca la inquietud de un ingeniero que pasa la mitad de su vida imaginando. Hace falta tomar un poco de esas capacidades y trasladarlas a la enseñanza, porque imaginando se aprende al igual que enseñando. Os dejo este genial vídeo de un ingeniero que crea instrumentos sencillísimos de PVC para niños en su empresa Child's Play Music:


domingo, 26 de enero de 2014

Vittorio Camardese, ¿inventor del "tapping"? Quizá

Por Conde Chócula


Hoy voy a intentar descubrir el fuego. Os voy a hablar del tapping y sus inventores. 

Si por algo es conocida la guitarra es por su innumerables usos. La grandeza de su fama reside en la versatilidad de ella misma. Es un instrumento que acompaña a casi cualquier estilo, que puede protagonizar casi cualquier estilo, que vale tanto como solista como acompañante e incluso puede ser su propio solista y acompañante. También se puede percutir. Además, lo puedes llevar allá donde quieras a no ser que tu sangre sea de metal y necesites como mínimo un amplificador de 9000 Watts y diecisiete pedales de efectos para poder tocarla. Si otrora lo fue el acordeón, hoy día el instrumento del pueblo es la guitarra. ¿Quién no ha querido infructuosamente aprender a tocar la guitarra? ¿Cuántas miles de guitarras pululan por el mercado de segunda mano habiendo sido tocadas no más de tres veces? Los que son pacientes e iletrados en la música oficiosa pueden alcanzar grandes metas, imitar a grandes músicos sin tener ni papa de música, solo a base de reglas aprendidas en el proceso empírico. Es por ello que entre tanto estudio del mismo instrumento sea tan fácil que surjan genialidades. Es probabilidad pura y dura, vaya.

En este caso, Vittorio Camardese, sí sabía teoría musical, pero el afán experimentador le llevó a idear una técnica muy usada por los guitarristas virtuosos de hoy en día, el tapping. Fue presentada en un programa televisivo en 1965. Si no conoces esta técnica te doy unas pinceladas:
  •  El intérprete coloca su mano izquierda en la posición normal en la que interpreta cualquier obra.
  • La mano derecha en vez de rasgar o puntear la cuerda por abajo pulsa con fuerza la nota del traste que quiere excitar soltándola rápidamente y a su vez estirándola para hacerla vibrar.

Camardese lo hacía sobre una guitarra española. La dificultad radica en la resonancia que puede conseguir de golpear una cuerda contra los trastes sin aplicarle un impulso fuerte ni dejarla vibrar el suficiente tiempo. Es por ello que dicha técnica se haya trasladado al ámbito eléctrico, ya que el sostenimiento de una nota pulsada es mucho mayor que en la acústica.



Servidor y gran parte de los guitarristas que nos interesamos por las técnicas guitarrísticas, hemos creído que el gran Van Halen fue el artífice de esta técnica. Descubrimos ahora que no, pero si no fue Van Halen, ¿fue Vittorio Camardese el primero de todos? Podríamos hacer caso a Wikipedia y decir que sí. No obstante uno investiga un poco más y se encuentra con este simpático señor, Roy Smeck, un ukelelista que interpreta con sumo garbo su frenético ukelele en 1930, treinta y cinco años antes que Camardese. 




Puede observar el lector que al final del vídeo, no sin antes explotar una prestreza con la mano increíble, se atreve con un tapping aún un tanto precario. No obstante uno aprecia que tanto  Smeck como Camardese se complacían de presentar su técnica al mundo; Smeck sin pararse a planteárselo y Camardese asistía a un programa concretamente a hacerlo. Pero Van Halen no. Van Halen fue ese músico que detesta el intercambio cultural, que prefería ocultar una técnica novedosa dando la espalda al público para evitar ser copiado. O eso dice la leyenda. Puede que simplemente quisiera impresionar al público con un sonido nuevo sin mostrar el truco del mago. Yo me inclino a pensar que fue un gilipollas, sin más. Gracias a Satán la técnica se difundió y ha evolucionado dividiéndose a ambas manos. Adam Fulara lo demuestra. Esto es básicamente un gran piano y un pianista tocando el piano. Necesito creer que es un piano:



Y aquí Steve Vai haciendo tapping a 5 dedos:


Y aquí mi amor por los músicos callejeros, un vídeo que ví hace muchos años y que hoy me viene al dedillo porque esto sí es realmente un piano:



Esto pasa. La humanidad no es genuina y como avisaba al principio del post ni mucho menos en algo que es mundialmente investigado. Hay que atribuir los inventos a los que los popularizan, es la única forma de tener un referente, pero dudo que ni Smeck ni Camardese ni Van Halen ni Brian May
fueran los inventores genuinos. Sí así los que evolucionaron y extendieron una técnica. ¿Con eso nos vale, no? Pues ae.

domingo, 12 de enero de 2014

No sigan esperando a Godot, váyanse con Margott Vaum

[Crítica Musical]

Por Javier Arnedo


Un 25 no dice nada por sí solo. Al 25 lo acompaña un nombre al que denota con una cantidad, una posición espacial, temporal, ordenada. Si se conjuga con el mes adecuado revela el día más importante en la vida de un cristiano y de un niño yanqui. Además, si a ese 25 se le suma un nombre propio, se crea espectación. Si ese nombre es Margott Vaum, posiblemente recuerdes ese día todos los 25 de diciembre venideros.

Margott Vaum sienta a la gente. No somos tantos como para luchar a codazos por un hueco en mitad de la pista. Es navidad. Los que no tenemos familia nos asimos a su chilaba. Coge su guitarra. Me sonrío. Intenta afinarla y no lo consigue. No es la primera vez que le pasa y eso ya me lo temía. Pone su cejilla, la revisa, revisa la guitarra, el micro, el pie. Dudo que sepa quién hay delante porque hasta entonces no ha sido capaz de enfrentar la mirada al público. La vergüenza y el nerviosismo son constantes en sus actuaciones que se manifiestan en toda ella, menos en su voz, su voz está sujeta por una araña que absorbe los temblores.



La actuación va a comenzar. Sus monólogos me sugieren un telón que no cae, un apuntador que no habla y una tramoya sin cuerdas. Su misticismo no es tal. Es más bien un aura de poetismo. Ella lo cree y lo exuda; lo sabe y lo canta; lo escriben otros, sus ídolos, a través de sus manos.

Entre letra y letra uno piensa en la belleza, su belleza, en las miserias humanas. Sí, las miserias. Sus canciones no tienen estribillos de rock blando, ni el edulcorado lirismo del cantautor español medio. Introduce cada canción con soberbias meditaciones, con ese guión tan poco improvisado por los artistas en el que en vez de contarte su miserable vida o el chiste gancho de la noche, te relata una historia, un sentimiento; esbozos que al sonar la música cobran sentido. El público se congracia con el engaño, espera y escucha. Regurgita esa "r" tan poco francófona, tan occidental, tan oriental, tan suya y por momentos nuestra.

Margott nos habló de Truffaut y aquel niño que huía buscando el mar. Recordaba uno al rapaz de Aute sentado en la orilla mirando al horizonte. Pero este no buscaba su niño pasado, buscaba largarse lo más lejos de esa infancia envenenada. Es cierto que del misterio y la intelectualidad puede vivir el artista (aunque cada vez menos), pero de ahí a la pedantería hay paso bien corto. Margott Vaum si no lo da se queda bien cerca. Lo intuyes cuándo la escuchas hablar sobre el teatro del absurdo y la obra Esperando a Godot que le sirve de introducción para su canción “Volveremos a Soñar”. Pero esto es parte de su espectáculo, de eso que la diferencia del resto de la escena. Puede que a usted le produzca encono, sin embargo el arrojo y la inmersión en su pequeño teatrillo, sin altanerías ni burlas, te aprehende por mucho empeño que pongas en exigir un espectáculo austero.

El cantautor coge de la mano al folk. Un término extendido hasta el absurdo, en mi opinión, puesto que para ser folk en Murcia tienes al menos que tocar una marimba. No es este el caso. Dejémoslo en que Margott es una cantautora con su propio estilo, que es capaz de coger una canción folk y reconvertirla para sí. Lo hizo con "Knockin on heavens doors" del autor folk por excelencia. Y por lo marcado de la fecha se atrevió con una interpretación confitada, cruda y somera de "Silent Night". Fue grato saber que sigue componiendo. La muestra es que adelantó un tema que da continuidad a su obra, pues sigue el rastro de la "Volveremos a soñar".
 
No es un concierto apto para oídos absolutos. Quizá haya sido el azar, pero en las dos ocasiones que he visto a Margott no consiguió afinar bien su guitarra. Puede que sea lo de menos, pero la ganadora de un Creajoven no puede ir chirriando por ahí. Sin más. Esto quizá venga influenciado por ese temblar y un miedo que le impide hacer de los escenarios que pisa sus propios templos. Porque, vean ustedes, estamos ante una artista que crece conforme escuchas su trabajo grabado, que tiene eso que muchos clásicos quieren, pero que por momentos parece amedrentarse con sus propios fans. Lo tiene, dudo que no lo sepa. Cuando deje de ser la chica tímida que compone y canta cosas excelentes se convertirá en la artista que cantautores introvertidos admirarán. No auguro, lo afirmo.



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